Los rayos de sol atraviesan la ventana, uno de ellos ilumina su rostro y hace que se remueva incómodo, poco a poco sus ojos se acostumbran a la luz del día, se siente como si hubiera dormido por días, tiene la mente algo perdida y cuando recuerda lo que había pasado se sienta sobre la cama y la ve hecha un desastre, Yeonjun no esta allí y eso le trae un sentimiento amargo.
Mientras se levanta y se cambia recuerda cada minuto donde perdió la noción del tiempo hace apenas unas horas.
Encuentra la sudadera de Yeonjun cerca de su cama y decide usarla, en ella esta impregnada su olor, ese típico aroma a melocoton y a baby powder, Yeonjun no tenía idea de como Soobin amaba esos olores, parecidos a los de un bebé.
Y eso era Yeonjun para él, era inofensivo y dulce, aveces no comprendía como sus amigos le hacían sentir como si amarlo fuera un delito, y es que ellos podrían decir o pensar que Yeonjun era cruel y todas esas cosas terribles, pero era Soobin quien tenía la dicha de ver su lado bueno, era capaz de ver su corazón delicado, de lo perfecto que era con sus imperfecciones.
Soobin se asea un poco antes de bajar al primer piso, esta seguro que puede escuchar a alguien cocinar, revisa su celular y se da cuenta que casi es medio día, también tiene algunos mensajes de Taehyun proponiendo salir de compras junto a otros de Kai quien le pregunta si ya había despertado.
Antes de poder responder, aparece Yeonjun frente a sus ojos preparando dos platos que estaban casi listos, el olor a pancakes y jugo de naranja llegan a sus fosas nasales, Yeonjun esta de espaldas por lo que no nota su presencia, Soobin se aguanta la risa cuando lo escucha tararear una melodía y lo mira bailar con un cucharón.
El pelinegro no lo interrumpe y se recarga sobre la pared esperando a que terminé su acto musical.
Es así como después de dos minutos finaliza con un gran paso de baile y cuando sus ojos se encuentran Soobin le regala pequeños aplausos.
-Quisiera un privado más al rato. Estuviste fenomenal. -dice Soobin juguetón.
Yeonjun sonríe y agradece como si fuera uno de esos idols.
-Gracias, cobró cierta cantidad pero para tí son gratis.
Los ojos de Yeonjun tienen un brillo que Soobin no deja pasar, y esos labios un rojo encendido que tientan a cualquiera, sin embargo Soobin sólo piensa en lo prohibido que era cuando Yeonjun lo abrazaba por la cintura y besaba su cuello.
El pelirubio pregunta si durmió bien y no lo suelta hasta depositar varios besos en su mejilla, Soobin se siente tan abrumado cuando sujeta sus manos y las entrelaza.
-Vamos, te preparé algo -le dice Yeonjun.
Toman lugar en la mesa, Soobin sonríe cuando ve el desayuno y el almuerzo que Yeonjun preparó. Platican sobre muchas cosas y la serenidad con la que actúan parece tan extraña pues había desparecido hace mucho, ahora están ahí, siendo absorbidos por la reconciliación.
-Perdóname por todo el daño que te hize -habla Yeonjun de repente, notablemente afligido -, voy a cuidarte y amarte como mereces.
Soobin baja la mirada y toma su mano con cariño, aquello le llenaba de frenesí y al mismo tiempo nostalgia-, ya no pidas disculpas, sé que lo harás, como dije antes estamos juntos en esto.
Yeonjun le sonríe y se acerca para dejar un corto beso en sus labios -, siempre juntos.
Despues de almorzar casi todo y de varias risas junto a un tema de charla sin mucho sentido, Soobin se arregla para salir ya que tiene un proyecto importante que hacer, lo había olvidado pero fue gracias a Taehyun que recordó sus varias tareas pendientes, por ende Yeonjun lo ayudaría pues se había llevado la mayor parte del día con él.
Fue así como los dos salen rumbo a la biblioteca.
-La convocatoria es para este lunes después de clases, tenemos que ir por favor -Soobin le toma del brazo y le hace pucheros para convencer al mayor.
-Bebé, tengo entrenamiento ese día no se si pueda -responde no muy interesado en el asunto.
El tema era que Soobin junto a sus compañeros estaban involucrados en una campaña para plantar árboles alrededor de la ciudad. Ya que el menor siempre estaba metido en esa clase de asuntos Yeonjun no se sorprendía por sus inesperadas invitaciones, aunque para él fueran un poco aburridas.
-No me digas éso, la meta es de dos mil árboles -se expresa con fascinación -Vamos, será entretenido.
-No podré lo siento -niega nuevamente y Soobin suelta un suspiro dándose por vencido.
-Bien, iré soló.
Yeonjun odia tener esa debilidad hacia él, esos ojos lograban conseguir su objetivo, por otro lado dejar que Soobin fuera soló no estaba en sus normas -Dónde, y a que hora.
Soobin sonríe de manera inmediata y le suelta un gran beso en la mejilla -Eres el mejor.
-Lo sé -Yeonjun rueda los ojos divertido -hoy en día no encontrarás a alguien que sacrifique su vida en los bosques salvajes de Seúl, plantando árboles que tardaran siglos en crecer.
Soobin rie y lo abraza por la cintura.
-No lo veas de esa manera, al final crecerán, tarde o temprano lo harán.
Yeonjun arquea una ceja pensativo, amaba la mente de su chico. Cuando llegan a la biblioteca Soobin parece recordar algo y se regaña a si mismo.
-¿Que pasa? -pregunta Yeonjun.
-Olvide los documentos en mi escritorio, maldición, dónde tenía la cabeza.
El rubio le mira divertido con los brazos cruzados, luego pone una mano en la mejilla de Soobin.
-Eso te pasa por distraído, tonto, ire por ellos no te preocupes.
Soobin quiere besarlo apasionadamente pero están dentro de la biblioteca donde una viejita les miraba con sospecha.
-Ve con cuidado.
Yeonjun asiente y Soobin entra para pedir las enciclopedias que necesitaba para avanzar con su trabajo.
El mayor sale apresurado, llega en menos de diez minutos y cuando se para frente a la casa de Soobin cree perder el control, porque justo frente a él está HueningKai tocando la puerta.
Y no sólo eso, llevaba en sus manos un gran ramo de flores.
Yeonjun siente como la sangre comienza arder en su rostro, da un paso para enfrentarlo pues tenía en claro sus verdaderas intenciones.
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