⒈🄀 Nothing On Me

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Domingo por la mañana, quizás aun era muy temprano porque las calles seguían vacías y la escasa luz apenas iluminaba la habitación.

Yeonjun sonríe con los ojos cerrados, aún somnoliento reconoce donde se encuentra y por un segundo cree estar soñando, todo allí le hacía sentir como en casa, desde el techo blanco hasta las cortinas azules.

Despierta sintiendo esas cosquillitas en su pecho, es consiente del cuerpo de Soobin a su lado, sus piernas estan entrelazadas con las suyas y su cabeza descansa cerca de su pecho.

Yeonjun se voltea para admirarlo mejor, encuentra en Soobin una belleza fascinante que le es imposible no acercarse y besar delicadamente su frente y sus labios. Pronto las imágenes de esa noche regresan a su mente, habían hecho el amor de una forma inolvidable, disfrutaron del arte de amar a través de sus cuerpos donde más allá de sexo, se transformó en algo maravilloso.

Lo cubre mejor con las sabanas cuidando de no despertarlo, sabía que Soobin tenía el sueño pesado así que lo dejaría dormir otro rato. Sale de la cama en silencio y se coloca su ropa, las palabras de Soobin dan vueltas en su cabeza, entonces lo mira una vez más, se da cuenta de lo afortunado que es y decide guardar ese momento en lo más profundo de su corazón para que nadie se lo arrebatara, porque encontrar a alguien como Soobin era prácticamente imposible.

Yeonjun reprime un jadeo de dolor, su pecho arde por la ira hacia si mismo porque simplemente no merecía a alguien como Soobin.

Era tan bueno con él, siempre fue irremediablemente atento y cariñoso, no entendía como es que amando tanto su sonrisa, terminaba borrandola de la manera mas cruel.

Algo en él se remueve con fuerza y le hace tragarse su alegría, es obvio que no puede deshacer sus errores, pero podría hacer todo lo que estuviera en sus manos para que no se volvieran a repetir.

Yeonjun sabía que en toda relación había problemas, desacuerdos y una infinidad de discusiones, sin embargo al final, la relación perduraba sí el amor realmente existía, entonces, no habria desafío que lo destruyera.

Y allí estaba la clave, ¿por qué si se amaban su relación se destruyó tanto?

Todo era tan bonito en un principio, Yeonjun no se arrepiente de nada más que dejar que su pasado le afectase ahorita en el presente, él no quería irse de la vida de Soobin pero si era sincero consigo mismo, tenía miedo de no poderle dar la felicidad que le prometió.

Yeonjun mira ese porta retrato en el buro y la toma, se sienta en el suelo y sonríe melancólico, recorre el marco plateado con sus dedos para después sacar aquella fotografía, lee la frase que se encuentra atrás y una lagrima recorre su mejilla cuando recuerda aquella fecha.

Soobin le había organizado su primer fiesta de cumpleaños, había muchos globos de colores púrpuras porque eran sus colores favoritos, le habían comprado un gran pastel donde estaba escrito su nombre y la mejor parte era cuando le cantaron feliz cumpleaños lleno de aplausos, risas y abrazos.

Ese día recibió una carta y un CD con canciones que Soobin le dedicaba, para tener aquello como recuerdo tomaron una foto donde Soobin lo cargaba en su espalda y sonreían.

La frase escrita por él decía:

'' Que bonito es amarte y poder besarte, saber que nuestra historia apenas comienza... "

13-09-19

Tres años atrás su historia comenzaba, ahora la tendrían que volver a reescribir, y Yeonjun se tenía que esforzar para obtener un" felices por siempre" para el final.

Años atrás se veía siendo un gran abogado con unos cuantos hijos y una bella esposa, se visualizaba junto a sus padres, una mascota dentro se una gran mansión y aunque ahora estaba muy lejos de esa realidad, no se arrepiente de sus decisiones como enamorase de Soobin y hacer muchas cosas por él.

Ahora sus planes habían cambiado, tenía muchas cosas que resolver y entre ellas tenía ese sueño de casarse con el amor de su vida, y para su suerte ya lo había encontrado.

Pedirle matrimonio a Soobin era una idea que mantenía a pesar de todo lo que habían pasado, quizás Soobin no lo tomaba en cuenta en sus futuros proyectos pero Yeonjun estaba dispuesto a compartir todo con él, quería tener un hogar para ellos dos, tener un gato quizás y si el destino era bueno con ellos, tal vez podrían adoptar y tener hijos.

Sus esperanzas de cumplir aquello ahora se veían con más claridad ahora que habían vuelto, Yeonjun no lo echaría a perder y solo espera que las cosas resulten a su favor, después de todo merecía ser feliz pues nunca le hizo daño a nadie.

Ni siquiera entendía porqué fue abandonado por sus padres si fue un niño bueno y siempre se portó bien, en sus dias de crisis se preguntaba con desesperación como había llegado a tal punto.

Lo qué mas le dolía era que amaba tanto a Soobin y no hizo más que torturar sus sentimientos, por poco y lo perdía.

Y Yeonjun no quería eso, porqué él ya se había perdido con anterioridad y no lograba encontrarse.

Lo hizo desde hace tiempo, quizás fue aquella noche cuando llegó a las manos de un orfanatorio de mala muerte, él solo tenía ocho años, era alegre y curioso, le gustaba jugar y leer cuentos.

¿Quien iba a imaginar que los villanos de sus cuentos favoritos se iban a reencarnar en esas personas que se suponía debían cuidar de él?

No puede olvidar cuando aquellas mujeres lo torturaron hasta el cansancio, nadie sabría nunca cuanto sufrió en ese orfanato, donde el niño sonriente poco a poco se fue apagando, Yeonjun se sentía como un perro abandonado.

Todos se cansaban de él y lo hirieron repetidas veces, pasaron pocos años los que vivió en ese lugar, si alguien se lo preguntaba el infierno estaba alli, y no era como lo imaginaban. Cuando cumplió trece años reunió todo su valor y huyó lejos, fue así como llegó con un par de ancianitos que le abrieron las puertas de su hogar, esas personas no resultaron ser más que los abuelos de Beomgyu, donde meses después lo conoció.

Yeonjun había conseguido una vida diferente, los abuelos de Beomgyu eran buenos con él pero eso no significaba qué todo había quedado atrás, porque donde quiera que iba los insultos y los recuerdos de sus padres abandonadolo le perseguían, todo eso se había grabado en su cabeza tristemente y no sabía como deshacerse de ello.

El tiempo pasó rápido y cuando se graduó de la preparatoria su vida seguía siendo como una montaña rusa, sus padres habían vuelto pero no para quedarse, más bien habían muerto en un trágico accidente gracias a el alcohol, Yeonjun al enterarse no sintió nada más que satisfacción, un día después se encontraba con un abogado para que Yeonjun recibiera todo los bienes que habían dejado sus padres.

Yeonjun dudó un momento en firmar dichos papeles para obtener lo que en un principio fue parte de su vida, no quería tener ningún vínculo con sus padres pero fue gracias a los abuelos de Beomgyu y su amigo que terminó adueñandose de una casa y unos cuantos miles de wones, que más tarde vendería para comprarse su propio departamento y pagar sus estudios.

Y aunque Yeonjun se convirtió en una persona rota, fue valiente cuando se mudo sólo, fue valiente cuando entre tantas personas se encontró a si mismo en su mundo solitario, aún si su amigo estaba con él se sentía vacío y nadie lo entendía.

Nadie hacia qué su corazón se sintiera vivo de nuevo, hasta ese día que sus ojos miraron a Soobin por primera vez, para él no importaba si todo era una mentira, él seguia creyendo que volvió a vivir gracias a ese chico de hoyuelos preciosos.

Era cierto que al final la vida daba mil razones para llorar, pero con Soobin, Yeonjun encontraba al menos una razón para sonreír, y eso bastaba para seguir viviendo.

𝐒𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 ༐ 𝐘𝐄𝐎𝐍𝐁𝐈𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora