Sé con exactitud qué día empezó todo.
Era el 10 de diciembre de 1974. Aquel día conocí a Fluke y él me pidió que lo entrenara. Hacia las ocho de aquella mañana, desayuné como de costumbre en el comedor de la universidad y después, silbando alegremente, me dirigí hacia el edificio de las instalaciones deportivas. El sol ya había salido, era una mañana fresca y cálida al mismo tiempo. Pasé junto a los estudiantes que estaban limpiando las áreas comunes de la universidad.—Hola —les dije, y sonreí. No tenía ni idea de lo mucho que mi vida estaba a punto de cambiar.
—Hola, señor Thitiwat — respondieron ellos, y me devolvieron la sonrisa.
Cuando llegué a mi despacho, me encontré al presidente y fundador de la universidad Mahidol, Siwaj mejor conocido como New, que me esperaba junto a la puerta cerrada con llave. Vestía unos khaki color marrón junto con una camisa de vestir, que lucía algo costosa, también llevaba su habitual y voluminoso maletín lleno de papeles, además de dos bebidas de Oishi. Yo, usaba mi habitual gabardina negra, una playera blanca, pantalones de vestir y unos cómodos tenis, digamos que soy una persona sencilla.Cuando New aparece a primera hora de la mañana, como aquel día, sé que ocurre algo.
—Toma, se que te encanta el té verde de Oishi— me dijo, dándome la botella.
Entramos en el despacho. New dejó caer su cuerpo en el destartalado sillón de roble que había junto a mi escritorio. En cuanto a mi, me senté en la chirriante silla giratoria de mi escritorio. La mesa estaba muy ordenada, pero los objetos se acumulaban sobre ella: trabajos de estudiantes, solicitudes de inscripción para competiciones atléticas, revistas de atletismo... En la pared de cemento había un enorme tablón de anuncios con horarios y algunas fotografías enmarcadas: yo veinte años atrás, vestido con el uniforme de la Marina; yo cuando era corredor de la milla en Siam; algunos corredores a los que había entrenado... Había también una gran estantería llena de libros sobre deporte.
—¿Qué pasa, New? —le pregunté, entre sorbo y sorbo.
New encendió un cigarrillo y se enfrentó audazmente a mi entrecejo fruncido.—Ohm —dijo—, ¿has oído lo de esos tres chicos que expulsaron de Chulalongkorn?
Asentí. La prensa especializada en atletismo había hablado mucho del tema.
Hoy en día, a los chicos se les expulsa a menudo de los equipos de atletismo de las universidades.La revolución juvenil ha llegado también al atletismo: los entrenadores estrictos y sus corredores se enfrentan en batallas eternas sobre salidas nocturnas, cortes de pelo, sexo, drogas, etc. Yo también había librado algunas de esas batallas. La Universidad de Chulalongkorn, sin embargo, el Jerusalén del atletismo tailandés, se había deshecho de tres de sus mejores corredores de último curso, y eso era algo muy distinto.
«Motivos disciplinarios», había aducido el entrenador en jefe Pirapat, pero no había especificado más. Todo el mundo se había quedado perplejo ante el ardor bíblico de la ira de Pirapat.
—¿Qué sabes de esos chicos? —me preguntó New.
—No mucho, New —dije—. Ni siquiera los he visto correr.
A New le brillaron malévolamente los ojos.—¿Qué te parecería si te dijera que han pedido el traslado aquí?
Dejé lentamente mi botella de Oishi. No podía creer lo que acababa de oír y, durante unos instantes, fui incapaz de hablar. No había entrenado a superestrellas como aquellos tres chicos desde que me habían despedido, hacía seis años, de mi puesto de entrenador en Siam. En este campus contaba con un grupo de buenos chicos que no lo hacían mal pero que, en resumen, no dejaban de ser corredores normalitos de las universidades del este. Las superestrellas no irían ni en broma a una universidad como Mahidol, porque todos querían correr por Chulalongkorn u otras universidades más prestigiosas que esta.
—Bueno —dije—, no estoy muy seguro de querer para mí los quebraderos de cabeza de Pirapat.
—Los chicos aseguran que se les ha tratado injustamente. Nadie se ha molestado en escuchar su versión de la historia y quieren contártela a ti. Tanto ellos como yo estamos de acuerdo en que la decisión es sólo tuya.
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El corredor de fondo (adaptación OhmFluke) -Libro 1-
RomanceEsta es una historia adaptada del libro de Patricia Nell Warren "El corredor de fondo". Un amor que florecerá en una época dónde las relaciones homosexuales son penadas y vistas como lo peor que existe, un amor que florecerá en un ambiente hostil pe...