Corazones Rotos

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Michael estaba desesperado nuevamente. Tocó la puerta del cubículo pero Dana no había llegado aún, se le hizo extraño deseaba verla pero también tenía dudas sobre los trabajos.
-Dana entraba en el pasillo riendo con Mariela.
-Buenos días dijo él joven muy contento admirando la belleza de Carter.

-Buen día ¿listo para el trabajo de hoy? exclamó Dana como si no pasara nada.
-buen día chico modelo yo los dejo. Me prepararé.

Él chico sacó de su bolsón una Rosa roja.
-Es para usted por favor aceptela.
-Michael ¡por favor! Aquí no.
Se que tenemos que hablar y creeme he pensando bien las cosas pero no puede pasar nada, lo que ha sucedido fue un grave error.

-Profesora lo sé, pero le ruego que me de una oportunidad, le juro que no se va arrepentir, se que soy un chico sin experiencia y tal vez no sea lo que ha deseado, pero estoy dispuesto a llegar mas de de lo que usted simpre quiso.

-Ay por favor, Michael eso lo he escuchado miles de veces, ustedes hoy están y mañana se van, yo ya me se esa historia. Tú te dejaste deslumbrar tal vez por otra cosa pero te cansaras de mi, hay miles de chicas de tu edad hermosas que mueren por permanecer a tu lado. No me hagas perder el tiempo y tú tampoco lo hagas conmigo.

-no es verdad, no me interesa nadie mas que usted.
Tomo la mano de su amada y la puso en el pecho.
-Esto es lo que me hace sentir.
De forma brusca Dana quito la mano y muy seria le dijo: ya te lo dije, ustedes los hombres se derriten ante una y terminan abrazándo a otra, además esto no puede ser. No me hagas repetir las cosas yo ya tengo 30 años y tú 20 no podremos entendernos jamás. Dejemos las cosas así, yo falle por besarte y lo acepto pero de eso a algo mas serio es imposible.

Michael no dijo palabra alguna, sentía una enorme presión en su pecho al escuchar la dureza con la que su amada habló, sintió que lo hirieron profundamente tanto que perdió su clase ese día.

En la noche Dana pensaba que había sido muy ruda, pero no tenía otra opción, sentía un pequeño dolor por haberle hablado esa manera, sin embargo mantendría su postura.

Para el amor si hay edad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora