A. Track One

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Son seis y media de la mañana, hora de levantarse...

Gruñí molesto aun con los ojos cerrados, tanteando a mi alrededor hasta que alcancé el reloj y pude golpearlo para apagar la alarma. Me acomodé nuevamente en mi cama, acobijándome y removiéndome para encontrar una posición mas cómoda.

Son seis treinta y cinco, levántate...

Volví a gruñir, sintiendo aun la pesadez del sueño en mi cuerpo, abracé con fuerza la almohada que en la noche había llegado hasta mis brazos y volví a intentar sucumbir ante el sueño.

¡LEVANTATE AHORA!

Abrí los ojos espantado por el chillido que mi despertador había lanzado, algo desorientado me reincorpore permaneciendo sentado en mi cama, tallé mis ojos sintiéndolos cerrarse por el sueño. Volteé en dirección al reloj intentando leer la hora.

6:40 am

Parpadeé un par de veces intentando descifrar porque era tan importante que me levantase temprano hoy. Algo pasaría hoy, pero ¿qué era? 

Abrí mis ojos de par en par, sorprendido por lo que había llegado a mi mente como un balde de agua fría. Oh, maldición.

Me levanté de la cama apartando las sábanas que me cubrían y corrí a una velocidad impresionante hacia el baño para intentar alistarme lo mas rápido que podía. Hoy era mi primer día de clases de mi ultimo año antes de la universidad y lo había olvidado por completo. Negué mientras cepillaba mis dientes y acomodaba mi cabello. Me apresuré hacia mi armario aun con el cepillo en mi boca, sintiéndola picar por la menta de la pasta. Lo ignoré tomando las primeras prendas que encontré para reemplazar mi pijama por ellas. A una velocidad supersónica me coloqué toda la ropa para después volver al baño y terminar de lavar mis dientes.

Tomé la mochila que milagrosamente había recordado hacer ayer y salí a paso veloz de mi habitación casi cayendo de las escaleras. En el comedor se encontraban mis padres tomando desayuno mientras reían animadamente. 

—Buen día Jungkookie. —saludó mi madre cuando me notó llegar.

—Buenas. —respondí presuroso dirigiéndome sin escalas hacia la puerta.

—Suerte en tu día hijo. —deseó mi padre sacando el periódico para comenzar a leerlo.

—¡Gracias! —dije abriendo la puerta de casa notando al instante como el camión se acercaba. —¡Adiós!

—¡Haz amigos hoy! —pidió mi madre a tiempo de que cerrara la puerta.

Suspiré dirigiéndome hacia el camión, algo mas despierto de lo que estaba hace unos minutos. Subí a el acompañado de otros compañeros que vivían por la zona. Busqué con la mirada un lugar libre, encontrando uno al lado de mi amigo Hoseok, quien este año al parecer probaba un color de cabello rojo brillante.

—Buenos días Jungkook. —saludó con una sonrisa mas resplandeciente que el sol.

—Hola. 

Hoseok era el único amigo que tenía en la escuela, en realidad era porque yo no era muy sociable y en si me sentía una persona altamente tímida, aunque no fuese así con mis padres. Dejé salir un suspiro mientras dejaba caer mi cabeza contra el respaldo del asiento. Hoseok era completamente diferente a mi y aun me preguntaba cómo es que llegamos a ser amigos. La verdad es que fue un momento bastante vergonzoso, claramente recuerdo que era el primer día de clases en la secundaria y el había preguntado a los cuatro vientos quién sería su amigo, a lo que todos lo observaron extrañados y fue ahí donde me vió, se acercó y declaró que yo sería su amigo.

A song for the heart | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora