A. Track Three

93 13 2
                                    

—Huyamos. —murmuró Jimin en mi oido desequilibrándome totalmente.

—¿Q-qué? —la sorpresa llenando mi voz.

Continuábamos bailando aunque la canción anterior ya hubiese terminado, pero sus manos se habían movido a mi cintura y yo había envuelto su cuello con las mías, quedando aun mas cerca uno del otro.

—Tu no quieres estar aquí, yo tampoco. Vamos a un lugar mas divertido. —propuso con sus ojos brillando.

—¿A dónde? 

Jimin era diferente, actuaba distinto. Se veía bastante relajado bailando conmigo, sus ojos tenían un brillo que aun no podía descifrar, pero estaba seguro de que no era el mismo que veía en la escuela o el que vino con sus padres. Algo había cambiado en estos minutos que permaneció bailando conmigo. 

—Donde sea. Hagámoslo.

Mordí mi labio, asintiendo con una sonrisa formándose en mi rostro. Sería la primera vez en mi vida que hacía algo como esto. Jimin imitó mi sonrisa deteniendo su baile y tomando mi mano para después jalarme fuera de la pista. Volteé a todos lados esperando que mis padres no lo hubiesen notado, afortunadamente los vi bastante lejos de nosotros, platicando con algunos socios de la empresa. Sentí alivio en mi interior, ellos no lo notarían hasta que fuese muy tarde.

Continuamos acercándonos a la entrada, siendo cautelosos de que nadie nos viera y apretando el paso hasta casi salir corriendo hacia las amplias calles de la ciudad. Una risa nerviosa se escapó de mis labios al ver nuevamente el exterior del edificio en el que estábamos, sus grandes ventanales ahora siendo tenuemente iluminados por los últimos rayos de sol. Jimin acompañó mi risa mientras continuaba jalando de mi alejándonos del lugar hasta que nos detuvimos a unos metros.

—¿Cómo se sintió? —preguntó con curiosidad.

—No lo sé, nunca había hecho algo como eso. —confesé observándolo.

—Entonces debo esforzarme por que sea una noche inolvidable.

Reí nuevamente asintiendo seguidas veces, aunque en mi interior supiera que esto ya era inolvidable. Hoseok nunca me creería si le contará que hui de una fiesta con Jimin.

—Ven, te mostraré algo. —tomó nuevamente mi mano guiándome.

Ambos continuamos caminando sin decir algo, sumidos en un silencio que no era incómodo, yo me permití observar mi alrededor, autos pasando sin respetar mucho el límite de velocidad, personas apuradas empujando a su alrededor y parejas con las manos entrelazadas mirándose como si no existiera algo mas a su alrededor. En mi interior deseé que Jimin y yo fuésemos así de cercanos, en mi mente creaba distintos escenarios donde aquello pasaba, pero también estaba consciente de que mi realidad era completamente diferente a lo que imaginaba y aquello me lastimaba. En parte era culpa mía, porque no solo me había ilusionado con un chico que no estaba a mi alcance sino que también no tenía la mas mínima intención de confesárselo. 

—Aquí es. —soltó deteniéndose frente a una pequeña cafetería. 

La observé unos momentos, sorprendido por el estilo retro que tenía, un cartel neón brillaba con fuerza con el nombre del lugar en cursiva. Las ventanas hechas para recibir grandes cantidades de luz e iluminar todo el colorido interior, sin embargo, con la tenue iluminación del atardecer le daba un aspecto completamente diferente. El lugar era cálido y se veía bastante acogedor.

—Entremos. 

Asentí siguiendo a Jimin por la entrada, una pequeña campanita anunció nuestro arribo llamando la atención de algunas personas, quienes al instante volvieron a lo suyo. Me sentí algo cohibido por lo fuera de lugar que nos veíamos, ambos llegábamos tan elegantes y serios que desentonábamos por completo con el lugar, pero eso no pareció molestar al pelinegro porque buscó un buen lugar cerca de una gran ventana. Tomé asiento en la silla frente a el aun perdido en la decoración del lugar.

A song for the heart | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora