A. Track Four

92 10 0
                                    

—Jungkook. —llamaron a mi lado, chasqueando los dedos frente a mí, salté ligeramente volteando en su dirección, encontrándome con la sonrisa burlona de mi pelirrojo amigo.

—Estas en las nubes amigo. Otra vez. —se quejó levantando las cejas. —¿Qué ha pasado en tu fin de semana? Estas mas raro que de costumbre.

—¡Hobi! —se alarmó Seokjin golpeando el brazo de mi amigo. —Jungkook no es raro.

—Gracias Jin. —agradecí golpeando también el brazo de Hoseok.

El pelirrojo chilló sobándose la zona herida con un puchero.

—Ustedes son unos amigos terribles.

Reí divertido por sus quejas. El profesor no pudo llegar a clase, por lo que no teníamos mucho que hacer en lo que esperábamos que acabara la hora para poder ir a la cafetería por nuestro almuerzo.

—Pero cuéntanos que pasó. —pidió Jin juntando sus manos e imitando el puchero de Hoseok en un intento por verse tierno.

Rodé los ojos cuando el pelirrojo imitó su gesto y me observó. Negué tomando mis libretas para guardarlas en mi mochila como excusa para evitar sus miradas.

—Vamos Kook, dinos, ándale no seas malo. —insistió Hobi sacudiendo mi brazo.

—Nop. —dije con simpleza aguantando la risa ante sus gestos derrotados.

Antes de que aluno pudiese decir mas la campana sonó, anunciando el inicio del receso. Todos salieron corriendo del salón, como si el almuerzo fuese su última comida. Tomé mi mochila y me encaminé hacia la salida siendo seguido por mis amigos, los cuales continuaban rogándome por que les contara que había sucedido en mi fin de semana. En realidad después de aquella magnifica noche, los dos días restantes habían pasado en un parpadeo, mis padres no se habían percatado de mi repentina desaparición hasta que decidieron irse de la fiesta, por lo que solo me habían llamado la atención pidiéndome que les avisara donde estaba. De ahí en fuera todo había fluido como de costumbre, lleno de tareas y peticiones de mis padres porque aprendiera ciertos aspectos de la empresa.

Detuve mis pasos abruptamente en la entrada de la cafetería, causando que Hobi y Jin se estrellaran contra mi espalda, ganándome quejas de su parte, pero yo tenía un objetivo en mente, mi mano viajó directamente a uno de mis bolsillos y en mi campo visual apareció la cabellera obscura que estaba buscando. Sintiendo mi corazón oprimirse por el nerviosismo, mis manos comenzaron a sudar con cada paso que daba en su dirección, pero hoy estaba determinado. Lo ví buscar algo en su mochila mientras la cajera esperaba pacientemente y esa fue mi señal, sin pensarlo mucho le entregué el billete recibiendo una mirada sorprendida por parte de Jimin, dejó sus cosas cerrando lentamente su mochila mientras me sonreía con diversión.

—Veo que lo descubriste.

—Eres un tramposo. 

El me observó unos segundos antes de tomar su almuerzo y hacerme una seña para que lo siguiera, la cajera me miró curiosa y entonces me percaté de que básicamente toda la fila lo hacía, sintiendo las puntas de mis orejas calentarse apreté el paso para alcanzar a Jimin, el cual se dirigía en un rumbo totalmente diferente a donde acostumbraba sentarse. Busqué con la mirada a mis amigos, encontrándolos justo en la dirección en la que caminaba Jimin, ambos me observaban demasiado sorprendidos y sabía que ellos insistirían porque les contara lo que sucedía. 

—¿Puedo sentarme con ustedes? —preguntó Jimin con una sonrisa amable.

Mis amigos asintieron seguidamente, algo estupefactos por lo que estaba sucediendo, yo mordí mi labio dirigiéndome hacia el lugar donde siempre me sentaba, sintiendo la mirada del resto de nuestros compañeros clavada en mi espalda.

A song for the heart | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora