A. Track Five

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Hoseok me observó nuevamente para después negar otra vez. Soltó un suspiro mordiendo su sandwich de crema de maní. Yo lo fulminé con la mirada buscando en mi mochila mi almuerzo, una manzana que había empacado presuroso esta mañana. La observé un segundo no sintiendo para nada antojo por aquella fruta, suspirando la volví a guardar, quizá compraría algo más tarde.

—Repíteme otra vez porque nos escondemos. —pidió el pelirrojo con el ceño fruncido.

—Porque es mi fin. —repetí sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos. Odiaba por completo esta situación.

Afortunadamente había logrado esconderme de Jimin y todos los que tenían que ver con el por una semana entera. Ni siquiera me quedaba claro como es que logré esquivar a Seokjin, siendo que este se sentaba frente a nosotros y compartíamos todas las clases, pero al parecer el destino o algo estaba a mi favor porque no me había vuelto a cruzar con ninguno de ellos después de lo del baile, ni siquiera en clase. 

—Vamos Jungkook, no puede ser tan malo. —restó importancia volviendo a morder su sandwich.

—Lo es para mí.

—Que descubrieran que sabes bailar y escribir canciones no es el fin del mundo Jungkook. Son personas que apenas te están conociendo, obvio que sabrían en algún momento de tus habilidades. Es parte de conocer a nuevas personas.

—No es eso. —me quejé quitándole el sandwich para darle una mordida también, sabía mucho mejor de lo que podía haber sabido esa manzana.

—¿Entonces? —me arrebató su sandwich para después comerlo por completo sin dejarme un pedacito.

—Debiste haber visto sus ojos. Ellos estaban tan maravillados y sorprendidos, era la misma mirada que tienen mis padres. Aquella que espera y exige mas, una de la que no puedo escapar Hobi.

—Las personas siempre tendrán expectativas sobre ti Jungkook. No importa si tienes aquel mágico don o no, las expectativas estarán siempre. Es de las pocas cosas que no puedes huir.

—Pero yo no quiero. —me quejé con un puchero. —No quiero sentir que debo cumplir lo que esperan de mí, que nunca seré suficiente para ellos.

—Kook. —me llamó con una sonrisa cansada. —Es parte de lo que somos como seres humanos, siempre tendremos aquella necesidad de cumplir con lo que se espera de nosotros, siempre tendremos miedo de fracasar o decepcionar a aquellos que queremos. Viene en el paquete de la vida.

—Pero entonces ¿qué se supone que debo hacer?

—Vivir Kook. Debes equivocarte, debes frustrarte, debes defraudar y lastimar, pero por sobre todo debes ser tú mismo, ser fiel a lo que piensas, lo que sientes y ser suficiente solo para ti, para nadie más que tú. 

—Hobi. —murmuré sintiendo mis lágrimas rodar por mis mejillas mientras que los sollozos comenzaban a sacudir mi cuerpo.

—Ven aquí. 

Me envolvió en un ligero abrazo que buscaba ser reconfortante, yo dejé caer mi cabeza sobre su hombro, dejando mis lágrimas salir. La presión que sentía era demasiada, aun existían tantas interrogantes en mi vida que no sabía realmente que hacer con mis sentimientos, mis pensamientos eran un caos y realmente no me sentía capaz de tomar una decisión sobre mi futuro. Hobi comenzó a sobar mi espalda tarareándome con voz ronca su canción favorita. Sonreí ligeramente, sintiéndome afortunado del amigo que tenía.

La campana sonó de forma estridente, anunciando que el receso había terminado y que debíamos volver a clases. Nos separamos inmediatamente, yo incliné mi cabeza para limpiar mis lágrimas con la manga de mi sudadera mientras Hobi levantaba nuestras cosas y quitaba el pasto que se había pegado a sus pantalones.

A song for the heart | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora