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Eran las nueve de la mañana y ________ se encontraba preparando con tranquilidad un desayuno para dos en su pequeña cocina, lista para la universidad. Samuel estaba tomando una ducha, y, si ella no preparaba algo para que ambos comieran antes de salir, probablemente llegarían tarde; la comida era una de las grandes prioridades de Sam.

En silencio, observaba cómo se cocían los huevos en la sartén frente a ella, mientras su mente divagaba por distintos sectores. Uno de ellos estaba inmerso en lo sucedido la noche anterior, cuando su amigo dedujo finalmente que algo sucedía entre ella y Wooyoung. Por algún motivo -que agradecía enormemente- Sam no era un chico que dejase que su curiosidad invadiera más de lo necesario, por lo que no hizo pregunta alguna sobre la situación, en absoluto.

________ sonrió inconscientemente y apagó el fuego. Entonces decidió comenzar a arreglar las cosas en la mesa. Si no estaba mal, no tomaría mucho tiempo para que Samuel estuviese listo y regresara junto a ella; posiblemente más hambriento que nunca. Sin dudas conocía su apetito por las mañanas.

Cuando todo estuvo listo y acomodado en la mesa, dio unos pasos atrás y contempló su creación unos segundos, sin embargo, su momento fue interrumpido por el sonido de su celular.

Lentamente, se acercó al mesón de la cocina donde lo había dejado mientras preparaba todo, y revisó sus notificaciones. Una sonrisa inconsciente apareció al instante en su rostro. Era un mensaje.

Jung
Buenos días

________ mordió su lengua sin dejar de sonreír y desbloqueó su celular. Entonces se mantuvo unos segundos observando aquel saludo.

—¿Sonriendo tan temprano? —Sam salió del baño y se fijó en su risueña amiga—. ¿Te sientes bien, Hwangie?

—¿Hwangie? —La chica entrecerró sus ojos confundida y luego soltó una risa, dirigiéndole una mirada a Samuel y poniendo sus ojos en blanco—. No sé de qué hablas, Sam.

Rápidamente, ________ tecleó en su celular un Buenos días, Jung y lo envió, guardando el aparato luego y enfocándose en el chico frente a ella.

—¿Hambre?

Sam solo le dirigió una rápida mirada, con cierta incredulidad en su rostro, y luego soltó una risita, sentándose a la mesa sin decir palabra alguna. La chica sonrió ante la sencilla forma de ser del chico y se sentó junto a él. No tardaron siquiera un minuto en comenzar a comer y charlar, recordando icónicos momentos de la noche anterior y riendo al respecto.

—¿Has visto el mensaje de J.C? —preguntó repentinamente el chico.

—Ha dicho que debe ir con JuJu al veterinario, ¿no? —Sam asintió lentamente y ________ hizo un puchero, recordando las tiernas expresiones del cachorro que su amigo había adoptado unas semanas antes—. Espero que todo esté bien.

—J dijo que era solo un chequeo —Samuel intentó confortar a su amiga—. Ya sabes, para revisar cómo ha ido reaccionando su organismo a las desparasitaciones y vacunas. —Sus palabras hicieron que el puchero en el rostro ajeno desapareciera, por lo que sonrió y sintió que era un buen momento para ir al punto inicial—. Chris me envió un mensaje para decirnos que nos viéramos en la cafetería en el primer receso para terminar de organizar la Operación J.C.

________ soltó una risita al escuchar la forma en que su amigo había llamado a la fiesta de cumpleaños que estaban preparando, y asintió.

—Recibido. —Sonrió.

Entonces, y una vez que terminaron de tomar desayuno, despejaron la mesa y se prepararon rápidamente para salir, dirigiéndose de inmediato hacia el campus.

The Drug of a Sinner | Jung WooyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora