15. ¿Alguien pidió refuerzos?

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'Él vino. Está aquí. Va a... va a intentar quitarme a mi hijo. No...no puedo permitir que él... Dijo que iba a volver. Tengo... necesito pensar.'

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'Olvida lo que dije, ¿sí? He estado muy alterado últimamente con el celo cerca y los nuevos supresores que el doctor me recetó. Todo está bien. A-Song está bien y... He estado pensando que deberíamos ir este fin de semana a Linyi. Hace un tiempo que a-Song no ve a Jin Ling y Mo XuanYu. Déjame saber si está bien que vayamos.'

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'¿Sabes qué? Sería mejor si nos vamos mañana mismo. Pedí unos días; pero no estoy seguro de que siga libre hasta el fin de semana. Mándame un mensaje si hay algún problema con que vayamos a visitarlos.'

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'Ok. He estado pensando y es mejor si no hacemos ese viaje ahora, tan de repente. A-Song podría ponerse nervioso si cambio su rutina sin más. Hay que ser cuidadosos con esas cosas, SiSi siempre me lo dice –una risa corta, nerviosa – Bien. Te llamo luego. ¡Bye!'



Meng Yao dejó el móvil sobre la mesa a su lado, satisfecho con el último mensaje de voz que le enviara a su madrastra.


En un primer momento luego de la partida de Nie MingJue, había sucumbido al pánico. Su reacción inmediata fue enviarle un mensaje desesperado a la señora Jin. El temor de perder a su hijo había apretado sus entrañas hasta convertir su estómago en un charco helado. Odiaba sentirse así, pero lo único que había hecho durante casi una hora, había sido llorar mordiéndose los puños y maldecir a todos los Nie que existían, existieron y...


Tenía que haberlo esperado. Era imposible que Nie HuaiSang no estuviera al tanto de que se había acostado con su hermano y encontrarlo con un niño, de la edad correcta, solo podía haber despertado sus sospechas.


Agarró el teléfono de nuevo, dispuesto a enviar otro mensaje a su madrastra cuando vio aparecer un coche por la estrecha carretera que serpenteaba desde la vía principal a la casa.


Con un esfuerzo, guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón y se puso en pie despacio. Instintivamente, echó una ojeada por encima del hombro antes de recordar que SiSi había llevado a RuSong a casa del señor Liu, en la parte baja de la colina. Con suerte, estarían unas dos horas más visitando al viejo carpintero.


RuSong no había preguntado por Nie MingJue. Seguramente había estado demasiado dormido para recordar que viera a su padre discutiendo con un desconocido en la sala.


El coche avanzaba a una velocidad prudente, tomando las curvas con calma y Meng Yao tomó aire. Era el mismo coche en que viniera Nie MingJue esa mañana y era de esperarse que su hermano menor le acompañara esta vez. Bueno, eso sería lo que el omega haría: hacerse acompañar de un tercero para obligar a su contrincante a moderarse.


Contrincante. Meng Yao casi resopló una carcajada al comprender que ya pensaba en términos de pelea.


Con la vista fija en el coche, pensó que debería de inventar una historia, convencer a Nie MingJue de que él no era el padre del niño. Ya el alfa tenía bastante baja opinión de él, así que no debería de ser difícil convencerle de que había tenido otra relación después de que se vieran por última vez. Tampoco era como si Nie MingJue fuese a pedirle la partida de nacimiento de RuSong. O que Meng Yao se la fuera a mostrar, ya que estaban.

La luna detrás del cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora