18. Un brindis por los novios

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El joven omega contempló su imagen en el espejo de cuerpo entero.


El traje oscuro se ajustaba a su cuerpo, resaltando su delgadez. Después del embarazo, su cuerpo se había llenado en ciertos lugares; pero en las últimas semanas, esas libras extras se habían esfumado. Pareciera que volvía a tener dieciséis años y que todo le quedaba demasiado ancho. El sastre había hecho un magnífico trabajo teniendo el traje listo con tan escaso tiempo. Mentalmente, Meng Yao calculó cuánto le habría costado a su madrastra tan buen servicio.


Resopló mientras ajustaba los puños de la camisa en torno a sus muñecas.


No estaba nervioso. Era solo una ceremonia civil, sin más testigos que la señora Jin y Nie HuaiSang. Un simple trámite.


Respiró profundo. Llevaba toda la semana repitiéndose ese mantra: solo un trámite. Pero un trámite que le convertiría en el esposo de Nie MingJue y que cambiaría el nombre de su hijo a Nie RuSong.


Nie Rusong.

Jin GuangYao.


Demasiados cambios de nombres en solo un mes.

Sí, solo un mes había transcurrido desde la propuesta de Nie HuaiSang.


Con su aceptación a conversar, Meng Yao había accedido a escuchar el criterio de Nie MingJue. Cuando el alfa se presentó al día siguiente, no dijo nada diferente a lo planteado antes por su hermano menor. Promesas de una larga batalla legal, el recordatorio de que la ley favorece al padre alfa siempre, la exposición de las ventajas de ese matrimonio para RuSong... Meng Yao le había dejado hablar. Después de que Nie MingJue dijo todo lo que tenía para decir, él tomó la palabra para exponer sus condiciones –las cuales había consultado con su madrastra la noche anterior.


Meng Yao –ahora nuevamente Jin GuangYao – dio una vuelta ante el espejo para apreciar cómo la pérdida de peso no había afectado a su precioso trasero.


Hacía solo dos días que se firmara el acuerdo prenupcial. Jin GuangYao no solo conservaría su nombre de soltero; sino que se casaba con separación de bienes y en caso de divorcio, obtendría una pensión de trescientos mil yuanes al año.

Era un buen negocio, debía admitirlo. Su acuerdo prenupcial con Lan XiChen solo fijaba una pensión en caso de separación de cien mil yuanes; pero realmente él nunca valoró la separación con XiChen. En parte porque la familia Lan era demasiado tradicionalista para tolerar el divorcio entre ellos.


Un llamado a la puerta obligó al omega a tomar aire para calmarse de una vez.


—Adelante —ordenó.


La puerta se entreabrió para dar paso a un joven de cabellos recogidos en una coleta alta.

Mo XuanYu había crecido en esos cinco años, superando en estatura a su hermano mayor. Ahora mismo, vestía un qipao amarillo y blanco que resaltaba su rostro delicado y sus ojos de un verde suave. Había ganado mucho en belleza y confianza, y sus maneras levemente afeminadas le convertían en el omega favorito entre los debutantes de ese año.

La luna detrás del cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora