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Había estado llevando una carga solo por mucho tiempo, nunca intente compartirla con nadie, era realmente difícil solo pensar en hacerlo, pero entonces Tul apareció y eso cambió

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Había estado llevando una carga solo por mucho tiempo, nunca intente compartirla con nadie, era realmente difícil solo pensar en hacerlo, pero entonces Tul apareció y eso cambió.
Lo quería conmigo, lo necesitaba conmigo, quería poder compartirlo con el, pero no sabía cómo decirlo, por ello me sorprendí al verlo a mi lado, no sabía como había llegado a mi, pero cuando tomó mi mano y la apretó fuerte, hizo que me sintiera muy seguro.

¡Estoy contigo! —afirmó con una sonrisa.

Supe en ese momento que de verdad el estaba conmigo, seguro de que podía confiar en el, aunque creo que lo sabia ya desde hace mucho tiempo atrás.

Luego de salir del agua, nos quedamos sentados en el borde de la cascada por un rato, al parecer el sabía que yo no quería hablar y solo se quedó sentado a mi lado abrazandome en silencio.

Gracias por estar aquí dije en voz baja.

No me iré a ningún lado —afirmó tomando mi mano—. Hasta que tú quieras irte también.

Pero... sí estás aquí es porque Yihwa te dijo dónde encontrarme, ¿cierto?

Así es... pero no te molestes con ella, estaba desesperado por saber de ti y no la dejé en paz.

¿Tambien te hablo de Joss cierto?

Mm —asintió.

¿Necesitas escuchar mi versión? —cuestioné mirándolo.

Solo si tu quieres hablar de eso Max, no pienso obligarte a recordar algo así.

Quiero contártelo —afirme y tome aire, dándome fuerzas—. Hasta ahora no lo he podido hablar con nadie sobre eso, pero quiero que tú lo sepas.

Estoy aquí para escucharte —aseguró besando mi mano.

Yihwa te habrá dicho que Joss Way-ar nos atacó a mi y a mi pareja, ¿cierto?

Si.

Esa noche cuando saliamos del bar donde estábamos, nos embosco en un callejón con unos cinco tipos más.

Es un maldito cobarde, lo mismo hizo conmigo.

Estaba muy enojado sabes, solo porque se dio cuenta que lo que le decían sobre mi era verdad.

Que eres gay.

Si, cuando nos emboscaron hizo que sus amigos me sujeten y el empezó a golpearme... pero aún así sabes que me dolía mucho más que los golpes —exprese mirándolo—. Ese maldito me repetía una y otra vez que le daba asco que yo lo haya tocado, que era un enfermo que debía morir.

Fight TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora