(...)
Me giré y le di palmaditas en la cara a mi chica hasta que ella abrió sus hermosos ojos verdes.POV. Keira.
Abrí los ojos y lo primero que vi fue su cara. Inconscientemente sonreí. Luego lo pensé mejor y me fijé de nuevo en sus ojos. Mi sonrisa se borró.
- Oh mi dios, creo que me voy a volver a desmayar otra vez para no despertar jamás.- murmuré muy bajito.
- Entonces será el momento en el que te despertaré con un beso?- preguntó susurrando. Me observó fijamente durante unos segundos antes de levantarse y extenderme la mano para ayudarme a mí.
Rechacé su gesto y me levanté yo solita. No podía dejar que piense que soy débil... Dios, esto del mate me está afectando seriamente, desde cuando me importa lo que la gente piense de mi?
- David, estás bien? Estás mas pálido de lo normal...- Le confesé, pero él no me respondió, tan solo alternaba sus ojos de mi a Don Colmillitos y viceversa.- Hey! Sé que estoy buena, pero tampoco acoses al chico con la mirada, lo vas a confundir...
- Qué...? WACALA!!! No!! Iug! Que asco...!!- Reaccionó por fin.- Así que... Él es tu...?
- Mi mate, si, pero... Creo que igual ed una equivocación, vamos, un vampiro y un hombre lobo...
Todos mis amigos me miraron con... Pena? Me estaban mirando con pena?
- Qué?- les pregunté fastidiada.
- Cariño, eso no puede tener confusión, la Madre Luna os ha hecho el uno para el otro...- Me dijo con voz y una sonrisa tierna Sammy.
- Oh, venga Sammy... Chicos... Oh, joder, todos pensais igual?- Pregunté.
Mis amigos asintieron lentamente, evaluando mi reacción.
- Oh, saben qué? Váyanse todos a la mierda un rato, si? Adiós, nos vemos mañana en clases.- Finalicé de mal humor.
Cogí mi mochila de mala leche y salí corriendo de la cafeteria. Sabía que había hecho mal hablandoles y tratando asi a mis amigos, pero estaba tan enfadada con mi suerte que no me di cuenta hasta que sali del establecimiento y me dió el aire.
Subí los brazos por encima de mi cabeza, miré hacia el cielo y grité.- Os estais divirtiendo, no?! Jodiendome constantemente, eh?! Pues sabeis qué? Me teneis harta!!- Y con este último grito salí corriendo de nuevo. La poca gente que había a esas horas en la calle me miraban raro o como si estuviese loca, pero yo no prestaba atención, solo necesitaba desahogarme. Corrí en mi forma humana por la ciudad, hasta que llegué a las afueras de esta y me adentré en el territorio de mi manada. Una vez llegada a este punto me transformé y corrí todavía más. Sentía la adrenalina correr por mis venas. Estaba empezando a cansarme, por lo que fui disminuyendo la velocidad progresivamente, hasta estar parada en la orilla de un lago situado en mi lugar secreto. A este sitio se accede por una cueva que es en realidad un pasadizo oculto con enredaderas. Una vez atravesado el tunel, desembocas en un pequeño claro rodeado de árboles de troncos anchos y fuertes, con copas verdes y frondosas todo el año.
Caminé lentamente hasta el árbol más ancho y me tumbé, todavía en mi forma lobuna, a sus pies. Cerré mis ojos con fuerza y resoplé. Sentí movimiento en la copa del arbol, por lo que separé mis párpados y miré en esa dirección. En lo más alto de una rama había un pequeño hurón. Dingo. Me transformé de nuevo en humana, me puse la ropa que llevaba en mi mochila y empecé a escalar por el robusto tronco. Cuando estaba a dos ramas de alcanzar al larguirucho animal, lo llamé en un susurro.
- Dingo...! Dingo...! Pequeño, ven aquí!- El animalito se revolvió incómodo en su rama, con desconfianza. Sonreí y empecé a cantar suavecito la canción que le entonaba siempre, desde que tenía tan solo días de vida, al pequeño hurón.
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Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?
WerewolfMe dan miedo, no, miedo no, terror, las serpientes... Soy claustrofóbica... Me dan pánico las jaulas y redes... Los niños me dan miedo...- Proseguí, con la mirada clavada en el infinito. - Espera, espera, espera, me estás diciendo que... ¿Que te dan...