Capítulo 17

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(...)
Y fue entonces cuando la vi a ella en brazos de mi hermano, inconsciente, y mi visión se tornó negra.

POV. Keira

Abrí los ojos lentamente al recibir el impacto de una potente luz en mi cara. La presión en el pecho había desaparecido y ya no me dolía el abdomen. Me incorporé lentamente. Estaba en una habitación totalmente blanca y mi trasero se apoyaba en una camilla del mismo color. Tenía puesto un vestido blanco de tirantes, ajustado en el tronco y suelto de cintura para abajo. Tenía bordados dorados en los bordes y un lazo del mismo color que se ajustaba en mi cintura. Miré mi actuendo con asco y miré a mi alrededor. Al fondo había una puerta del mismo color de la habitación. Agarré el pomo y lo giré, esperando encontrarlo abierto, pero este no cedió. Lo intenté un par de veces más, pero no quería abrirse la maldita puerta. Ya estaba empezando a desesperarme y a caminar por toda la habitación cuando la puerta se abrió, dejando entrar a una mujer hermosa que vestía un vestido vaporoso blanco. Ella era extraña, con el pelo totalmente blanco pero con un rostro carente de arrugas, más bien se veía jovial y no aparentaba más de veinte años. La miré con recelo y desconfianza, a lo que ella respondió con una cálida sonrisa. Lo más extraño de ella no era su pelo, si no sus ojos, tan blancos como la luna llena en una noche despejada, tan brillantes y llenos de vida que por un momento me resultaron familiares.

- Hola Keira.- Me dijo con voz melodiosa.

- Hola? Quién eres? Donde estoy? Que hago aquí?- Le preguntó sin rodeos, a lo que ella respondió con una pequeña risita. Fruncí el ceño.

- Oh, pequeña, tan directa y fulminante como siempre.- Me miró con ternura mientras yo le devolvía la mirada extrañada por sus palabras.- Oh, vaya... Se me olvidaba... No estamos en ningún sitio realmente, estamos en tu subconsciente, estás desmayada para que yo pudiera hablar contigo tranquilamente.

- Quieres decir que eres... Mi conciencia?- Pregunté insegura y con una ceja alzada.- Creo que debería pedir un cambio, me bajas el autoestima viéndome a tu lado parezco un orco de Mordor.

Ella se rió sin reparos. Una sonrisa se deslizó por mi rostro hasta ocuparlo por completo.- Oh mi niña, no soy tu conciencia, ni mucho menos, soy tu madre, pequeña...- Dijo con dulzura.

- Por eso me sonaban tanto tus ojos!!- Exclamé impresionada.- Pero... Quién eres?

- Me llaman La Diosa Luna, pero ñara ti soy mamá o Giselle.- Dijo sonriente.

Mi boca formó una incrédula y gran >.

- P-pero, e-eso n-no e-es posible...- susurré.

- Si lo es mi niña, tú eres la prueba de ello.

- Pero...

- Pequeña, la información que desees saber cuestiónasela a tu padre, él te responderá todas tus dudas. Mi tiempo aquí es limitado y vine a advertirte de que hay gente que te busca. Debes tener cuidado Keira, confía solo en tus amigos y en tu familia, no todo el mundo es de fiar.- Yo asentí, de acuerdo.- Pequeña, en cuanto despiertes te vas a dar cuenta de que han cambiado cosas en ti. Vas a tener que aprender a usar tus nuevos poderes y vas a tener que confiar en Christian y en su familia.

En aquel momento se me cortó la respiración y recordé con dolor el daño que le había inflingido y me pregunté si me odiaría.

- Madre, Chris está...

- Está bien, he podido parar una cosa que le causaste con el puñetazo a tiempo, pero solo tú lo puedes curar. Cuando despiertes lo verás inconsciente y sabrás lo que hacer. Y recuerda pequeña.- Dijo suavemente.- Que yo siempre estaré aquí y allí arriba para ayudarte en tu misión.- Me dijo señalando primero mi pecho y luego el cielo y luego me percaté de que su silueta se empezaba a difuminar y me entró un sentimiento de nostalgia.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora