Capítulo 37

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(...)
Y eso que tan solo eran las 11 p.m....

POV. Keira

Me levanté perezosamente de las faldas del Árbol Madre, dejando cuidadosamente a Dingo en una de las ramas bajas.

- Aquí te quedas amigo.- le dije antes de darle un beso en la cabeza y dejar un tupper con sandwiches partidos a su lado. El animalillo se abalanzó sobre la comida, causándome una pequeña risita divertida.

Salí corriendo hasta la entrada del pequeño claro, donde me transformé al saltar un tronco de árbol caído. Aullé para avisar a Jasper y David de ya estaba en camino. Para mi gran sorpresa recibí un aullido a modo de pregunta de parte de un lobo desconocido que se encontraba cerca de mi. Demasiado cerca para mi gusto. Frené con cuidado y me quedé muy quieta para escuchar todos y cada uno de los sonidos a mi alrededor. A mi izquierda se escuchó el sonido de una rama romperse. Miré en esa dirección y conseguí discernir entre las sombras la silueta de un lobo de tamaño más bien pequeño. Lo observé minuciosamente con curiosidad. Aún estando entre las sombras pude distinguir un pelaje negro como la noche, igual que el mio, por lo que deduje que debía ser un lobo de alto rango, más bien joven, que se habría perdido.

- Sal, de momento no te voy a comer.- le incité a salir.

- De verdad?- me respondio una voz masculina infantil. Fruncí el ceño.

- De verdad.

El joven quileute salió de su escondite, dejándome confirmar mis sospechas de un lobo negro. Pero tenía las patas blancas hasta media pata. Debía ser un beta o el descendiente de alguno de ellos.

- Quién eres y que haces en mis territorios sin permiso?

- Soy... Soy Drew Terence, hijo del beta de la manada Highmoon, o bueno, soy lo que queda de ella...- me respondió el muchacho con voz pesarosa. Entonces comprendí quién era. La manada Highmoon había recibido un ataque por parte de los vampiros y Drew fue el único superviviente.

- Y que haces aqui? Y ademas solo? No te han asignado ya una nueva manada?- le pregunté sin poder evitar mi tono de curiosidad. A él pareció hacerle gracia la cosa porque rió disimuladamente.

- Alpha...

- Keira.

- Keira? Pero... Eres una chica?

Bufé, molesta ya de tanto machismo. Por favor, estábamos en el siglo veintiuno!! No en 1880!!

- Si.- respondí con la voz un poco más seca de lo que había pretendido.

- Oh... Pues... Me han asignado tu manada.- Drew sonrió inocentemente en su forma de lobo. Lo miré fijamente con el ceño ligeramente fruncido antes de asentir lentamente.

- Te acepto como integrante de mi manada.- dije en tono solemne.

- Oh, gracias, gracias, gracias!!

Reí por la efusividad del chico, y luego me puse seria de nuevo.

- Ahora vamos, en mi territorio hay veinte vampiros jefes y veinte licántropos alphas y no quiero que me destrocen la cabaña que tanto trabajo nos ha costado construir.

El chico me miró con los ojos como platos antes de asentir. Salí corriendo de nuevo con Drew pisándome los talones. Cuando por fin conseguí llegar al claro lo que vi me dejó estupefacta. En el medio y medio del claro estaba Daniel atado a un poste con una manzana en la boca y con el torso desnudo restegado con miel. A ambos lados del chico se encontraban a la derecha todos los jefes vampiro a la espera de una señal para salir corriendo, y a la izquierda todos los alphas en la misma posición. Cuandome fijé bien, distinguí a David, Jasper y Christian gritándoles cosas varias a los cuarenta "adultos" que allí se encontraban. Entonces en alguna parte sonó una campana, y ambos lados empezaron a correr en la misma dirección. Daniel. Este abrió muchísimo los ojos antes de ponerse a intentar gritar y a patalear contra el poste, el cual estaba firmemente clavado en el suelo. Cuando por fin entendí las intenciones de ambos bandos, corrí con todas mis fuerzas, y en unos cuantos pasos me encontraba delante de mi amigo, mirando desafiante a los "adultos respondables y sensatos". Les lancé una gélida mirada que detuvo a más de uno de ambos bandos, pero hubo dos de cada grupo que continuaban corriendo. Lancé un gruñido y dos de ellos pararon. Seguían corriendo en mi dirección un joven vampiro y un joven hombre lobo. El beta del anciano que llegó primero. Me enderecé en mi lugar y esperé el impacto. Me puse entre ambos chicos y esperé hasta que sentí una fuerza increíble estamparse contra ambos costados de mi lobuno cuerpo. A mi derecha se hallaba en el suelo el quileute, sobándose la cabeza, con la que había impactado contra mi hígado. A mi izquierda estaba el vampiro sentado a lo indio sobándose el hombro, con el que había intentado hundirme un par de costillas.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora