(...) observándonos desde donde quiera que estuviese...
POV. Keira
Estuvimos unos minutos así antes de separarnos de nuevo. Cuando mi cara quedó expuesta rápidamente me sequé los lagrimones con la manga de mi chaqueta de cuero negra con tachuelas en los hombros. Sonreí al mirar a mi padre y a mi madre. Dios, seguro que estaba horrible con los ojos rojos e irritados y con la nariz sonrrojada...
- Hey, no estas horrible!- me dijo Christian, sorprendiéndome. Mis padres nos miraban raro. Enrrojecí.
- Lo... Lo he dicho en voz alta??- pregunté confundida.
- No.- Dijeron mi padre y mi madre a la vez. Fruncí el ceño y miré a Chris.
- Pe... Pero yo... Yo escuché que ella decía que seguro que estaba horrible con los ojos rojos e irritados y la nariz enrrojecida...- Declaró él igual de confundido que yo. Entonces mis padres estallaron en sonoras carcajadas. Yo no sabía si reirme con ellos o enfadarme, darme la vuelta y salir de aquella extraña situación.
- Yo creo que mejor la primera...- Escuché la voz de Chris decirme en la cabeza.
Espera... LA VOZ DE CHRIS EN MI CABEZAAA!?!?!?!
- Aaaay!! No griteees!!- me gritó la voz desde fuera de mi cabeza. Miré a Chris con los ojos muy abiertos y los labios ligeramente entreabiertos. Él estaba igual de atónito que yo.
- A ver, cachorrillos...- Chris gruñó en respuesta.- Perdón, perdón, pequeños... Cuando alguien encuentra a su pareja eterna, sus poderes se incrementan y puede comunicarse mentalmente con ella o él, sentir lo que siente la otra parte de la pareja... Cosas así.
- Vaya...- Dijimos Chris y yo a la vez.- Si que somos novatos en esto...- Añadí yo rascándome la nuca.
Mi madre me dedicó una sonrisa llena de calidez y ternura.- Como todos al principio pequeña mía...
Sonreí de nuevo y bajé mi mano a mi costado.
- Bueno, nosotros nos... Vamos, si, nos vamos ya.- Me "despedí" de mis progenitores adoptivos.- Chau!
Empecé a andar con Christian a mi lado cuando mi padre nos retuvo.
- Os vais, pero que no se os ocurra hacer manitas o cualquier cosa de esas en mi territorio, eh! Bueno, más bien en ninguno...- murmuró pensativo a la par que se rascaba la barbilla. Y ahí estaba el papá protector que no quiere que toquen a su niña ya no tan niña.
- Papá...- Dije empezando a ponerme algo nerviosa por la incomodez de la situación.
- Y a ti, -dijo señalando con el dedo a Chris amenazadoramente.- Como se te ocurra hacerle daño a mi pequeña no podrás...
- Papá!!- lo interrumpí gritando.- No te has parado a pensar en que si él me hiciese daño yo sería la primera en dejarle sin opción a descendencia?
- Cierto, pero eso no me quita el gusto de amenazarle.- Dijo sonriendo inocentemente. Negué con la cabeza a la vez que una sonrisa divertida se abría paso en mi cara.
Estabamos ya empezando a andar de nuevo cuando una duda me atacó inesperadamente. Me paré en seco y di media vuelta. Oootra veez...
- Papá.- lo llamé dudosa. Él me miró curioso a la espera de mi pregunta.- Cómo... Cómo se supone que tenemos que hacer que desaparezca el odio entre vampiros y quileutes??
Mi padre abrió los ojos con sorpresa. No se esperaba esa pregunta. Al parecer eso no lo había pensado porque se demoró un buen rato en contestar. Luego esbozó una sonrisa cariñosa de nuevo y su voz sonó suave, casi en un susurro.
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Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?
Hombres LoboMe dan miedo, no, miedo no, terror, las serpientes... Soy claustrofóbica... Me dan pánico las jaulas y redes... Los niños me dan miedo...- Proseguí, con la mirada clavada en el infinito. - Espera, espera, espera, me estás diciendo que... ¿Que te dan...