Capítulo 29: Rehén

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|Advertencia:
El siguiente capítulo contiene escenas explícitas de abuso sexual y uso de vocabulario fuerte o hiriente que podrían ser demasiado gráficos para algunos lectores. Se recomienda discreción.|

A pesar de todo el tiempo que les había tomado para llegar hasta la mansión de los Dubois, ChanYeol y Kai tuvieron la suerte de ser acompañados por la oscuridad del bosque. Para la suerte de ambos no había muchos guardias cerca, por lo que acercarse hasta el ventanal de la habitación de BaekHyun no había sido difícil.

-Definitivamente pienso que serías una buena alfombra -una suave y ronca risa salió de la boca de ChanYeol -tómalo como un cumplido.

La expresión de Jongin fue completa indignación al escuchar las palabras de ChanYeol, aunque en el fondo tenía unos ligeros tintes de diversión. El tipo, al final de cuentas, terminó siendo más agradable de lo que podría haber imaginado y al menos le permitía hacer bromas; por muy desagradables que fueran.

Soltó un bufido y rodó los ojos, tirando suavemente de ChanYeol para moverse por donde su nariz le decía que Lucas había estado. Aunque... ¿Por qué su aroma se sentía tan fresco? ¿Acaso...?

-¿Qué podría hacer con un chupasangres viejo como tú? -cuestionó al aire con un deje malicioso-. Ni siquiera podría usarte como adorno.

El licántropo negó con aires de diversión, algo que desapareció cuando reconoció en el aire un aroma que, definitivamente, no le advertía nada bueno.

La sangre de Lucas.

Se detuvo en seco, por delante de aquel ventanal abierto y ondulante cortina movida por el viento.
El aire estaba lleno de muchos olores desagradables, pero no había nada que le perturbara más que el aroma de la sangre de Lucas.

Frunció el ceño y soltó una especie de gruñido involuntario, sintiendo toda su piel erizarse en una mezcla de pánico y odio.

-Lucas...

Susurró más que nada para sí mismo, sin siquiera en centrarse en mirar a ChanYeol o algo por el estilo, a quien no soltó incluso cuando avanzó nuevamente, entrando a aquel lugar que le devolvía el aroma de su amigo y de, además, unos chupasangres.

Sí, más de uno.

Y eso aumentó el pánico dentro de él.

Lo peor de todo fue que su instinto tenía más que razón. Y es que bastó con que entraran a la habitación aquella para encontrarse con una imagen que hizo aullar al lobo dentro de él.

-¡Oh. Mierda! ¡Lucas! -exclamó el licántropo, pasándose por las pelotas el que alguien pudiera escucharlo.

Lucas estaba allí, tirado en el piso en una especie de agonía inconsciente, rodeado de sangre, su sangre, y con lo que, claramente, eran huesos rotos.

Todo dentro de él pareció arder en ira y dolor.

-¿Qué mierda le hicieron a Lucas? ¿Dónde mierda está tu chupasangre?

Gruñó en dirección a ChanYeol, aunque no en son de ataque, sino que buscando una respuesta de aquella situación que también parecía haber tomado por sorpresa al mayor.

ChanYeol estaba en blanco.

El vampiro podía sentir las anteriores presencias desvaneciendose en el aire a medida que pasaban los segundos.

Sentir el aura impregnada de Adrien en la habitación le causaba escalofrios al peliblanco.

Ver a Lucas en ese estado confirmaba las miles de teorías que comenzaban a surgir de manera espontánea en su mente.

TRATADO DE PAZ  | [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora