El sol comenzaba a asomarse por el horizonte dejando que la brisa matutina acariciara y humedeciera los grandes pastizales de color verde que parecían infinitos desde una de las ventana del antiguo castillo que se encontraba adornado por inmensas enredaderas, aquella enorme edificación descansaba a las faldas de un cerro. La ventana estaba abierta de par en par, la cabellera grisácea de Lucien brillaba y bailaba suavemente gracias a la brisa que chocaba con su pálido rostro. El sol iluminaba su cara y le daba a sus facciones un aspecto incluso más fantasioso de lo que ya parecían. Sus manos descansaban en su espalda baja, aquella posición le daba un aspecto serio, quizás haciéndole honor a su título.
—Lucien, es hora —le llamó Theodore asomándose desde una puerta de madera, quién ahora se encontraba vestido con un traje más adecuado a la situación. Ya no vestía la camisa abierta. Un traje más sofisticado que le daba un aspecto de dominancia y se daba a entender claramente que el peliblanco no era cualquier vampiro.
Asintiendo rápidamente, Lucien entró a la sala de reuniones siguiendo de cerca al más alto.
La estancia estaba decorada con un candelabro repleto de cristales transparentes que reflejaban la luz que emanaban las velas entre medio de estos.
El piso cubierto con una alfombra color conchevino y pilares de piedra pulida se levantaban a los alrededores de la habitación. Había muchos estantes llenos de libros y pergaminos, al igual que varios cuadros colgando de las paredes. Justo en el medio de la sala se alzaba una gran mesa de madera ovalada tallada con relieves y con nombres impresos en la misma. Era un mapa. A su alrededor tres figuras se encontraban de pie con la mirada fija en los dos invididuos que acaban de entrar a la habitación.
Era el Consejo de Originales. La mayoría vestía sus túnicas representativas de color negro adornadas con detalles dorados. Los ojos rojizos abundaban en la sala, al igual que rostros muy pálidos a excepción de un personaje en específico que, su tez oscura y sin ninguna imperfección, resaltaba de entre los demás. Al igual que su inusual cabello; era frondoso tejido minuciosamente en rastas gruesas, largo y muy negro.
Una vez ambos se unieron al círculo de personas, Adrien, el chupasangre de tez oscura y vampiro más antiguo, habló.
—Bien conocemos la situación a la que nos ha llevado el pequeño regalo que dejaron esos cuadrúpedos sobre tu escritorio la semana pasada —el silencio de todos los presentes se hacía notorio, incluso el de Theodore que aunque parecía ser visto como el líder de los vampiros, era en realidad el segundo al mando. Todas las acciones que él realizaba bajo el nombre de su especie tenían que ser aprobadas previamente por Adrien. —Fue claramente impuesto como una declaración de guerra y si eso es lo que quieren, es lo que obtendrán. Pero primero —con el cabezal de un bastón de madera arrastró unas figurillas de madera por el mapa frente a ellos hasta dejarlos sobre una simbología tallada con forma de pájaro —Hay que ser sigilosos y atacar donde más les duele.
—El Tótem de Longevidad y Unión—confirmó Lucien en voz alta y neutra mientras el pelinegro asentía. Aquel tótem era bastante conocido en las leyendas urbanas de la zona. Para los vampiros era solo un pedazo enorme de madera con figurillas de animales, pero para los licántropos significaba mucho más que eso. Era bastante sagrado. —Prepararé a mi escuadrón, pasado mañana partiremos. Atacaremos de noche. —con una mano sobre su pecho y la otra pegada a su cuerpo, el vampiro hizo una reverencia aceptando su tarea.
Lucien podía sentir como Theodore le miraba por el rabillo del ojo. Esta situación comenzaba a tornarse cada vez más complicada y los dos lo sabían muy bien.
—Con permiso —El peligris salió de la habitación, dejando a los cuatro originales discutiendo sobre tópicos económicos. O al menos eso es lo que se alcanzaba a escuchar mientras se alejaba por el pasillo.
Dentro del castillo de piedra también tenía una oficina, pero era más pequeña que la que tenía en la mansión de los Dubois.
Se sentó en la silla detrás del escritorio dejando escapar un suspiro pesado.
Una vez destruyeran el tótem, los problemas reales iban a comenzar. Lucien lo sabía muy bien, pero no podía desobedecer la palabra de los altos mandos.
Se desordenó su platinada cabellera algo frustrado, pero luego comenzó a llenar el papeleo necesario para lograr traer consigo a una brigada en secreto hacia la Zona Sur.
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TRATADO DE PAZ | [En edición]
FanficLos territorios Norte y Sur conflictúan desde hace siglos en la historia, y la zona de paz es lo único que evita una guerra capaz de extinguir a una raza completa. Pero luego de que alguien cometiera sacrilegio a sus reglas de convivencia, los enem...