𝙲𝚘𝚗𝚎𝚌𝚝𝚒𝚘𝚗.

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I'm not coming home...

Se estiró debido al cansancio, sintiendo cómo sus huesos tronaban, haciéndola sentir una satisfacción sumamente relajante.
El pelirrojo rió al verla, negando con suavidad ante ello. No la culpaba, últimamente las calles en su zona de patrullaje había estado sumamente tranquilas, sin villanos atacando o provocando disturbios en la ciudad.

Parpadeó varias veces, eliminando las pequeñas lágrimas de sus ojos, movió su cabeza de un lado a otro, arrugó su nariz cuando la pluma rojiza que llevaba como pendiente rozó sus fosas nasales a propósito, haciéndole cosquillas

Hawks...

Pensó sonriendo, pues la pluma era de él. Se la regaló para que lo llevara a todos lados.

—¿Quieres un dulce?— Fat Gum le extendió una envoltura de color verde brillante, junto a su sonrisa característica.

—Muchas gracias, Fat.

La azabache imitó su acción, desenvolviendo la bolita azucarada de color lila para llevarla a su boca.
Repartió dos más a Red Riot y Suneater, ambos agradeciendo por ello.

—Oye Yoshida-

—¡Feline!—la misma le corrigió poniendo el dedo índice sobre sus propios labios.

—A-Ah... Si, lo siento. —el pelirrojo se disculpó al no usar su nombre de heroína.

—¿Qué me ibas a-...

Se detuvo antes de dar otro paso, llamando la atención de los tres hombres con quienes patrullaba.

—¿Feline?

El mayor de aquel trío se giró para verla, sintiendo que algo no iba bien.

—Huele a gasolina.

La menor miraba de un lado a otro. No había motivos para desconfiar del sentido desarrollado de aquella muchacha, ya que en muchas otras ocasiones sus advertencias fueron clave para misiones.

—¿Qué tan lejos?

Tamaki preguntó poniéndose alerta, caminando unos pasos alejados para lograr divisar algo extraño o una señal.

—¡Tamaki!

Gritó la misma corriendo hacia él, junto al sonido de una explosión proveniente del edificio que tenían al lado, mandando a volar todo el grupo. Las alarmas de los autos no tardaron en sonar, y el pánico comenzó a inundar a los transeúntes cercanos.

Los cuerpos de ambos cambia formas volaron varios metros, aterrizando en buen estado por sus reflejos y quirks. El pánico inundó las calles, habiendo heridos y, lo más seguro, muertos.

—¡Llamen a la policía! —gritó la azabache dirigiéndose hacia los ciudadanos. —Suneater, debemos rescatar a los heridos que haya.

—Lo sé, la gente de atrás parece estar bien. —miró hacia los escombros. —Vayamos con cuidado.

Dicho aquello, se apresuraron en dirigirse hacia la zona de daño, buscando a ciudadanos que hubieran sido afectados por la explosión.
Al otro lado de esa montaña de concreto, tuberías y polvo; Kirishima y Taishiro se encontraban ayudando ya a quienes lo necesitaban.
La tierra empezó a temblar, alertando a todos, confundidos, los cuatro empezaron a tomar heridos en brazos y alejarlos lo más posible del derrumbe hacia una zona segura.

𝐊𝐞𝐢𝐠𝐨 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐦𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora