𝙵𝚞𝚝𝚞𝚛𝚎 𝚠𝚒𝚏𝚎.

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Those are my fav' flowers!

Quirkless AU!

La noche caía en la ciudad, dando a resplandecer las luces de los edificios, autos y negocios nocturnos que recién abrían sus puertas. Mientras algunos ya se iban a descansar con el paso de las horas, otros buscaban un poco de diversión en los Cabaret's que había en los alrededores. Pero ninguno mejor que el maravilloso U.A.

Donde su atención era excelente, y nada que decir de sus bailarinas, las cuales eran el entretenimiento principal de la noche.

Keigo acomodó su saco negro, pisando la colilla del cigarrillo que hace unos instantes estaba en sus labios, sonriéndole al guardia de la entrada, quien lo dejó pasar sin más. Sus fosas nasales se inundaron de tabaco, uno más fuerte de el que él, para matar el tiempo; consumía, seguido del alcohol y diferentes licores que se servían. Las risas de hombres y mujeres mezclados en el lugar le recordaban dónde se encontraba, y las luces rosa le daban un toque al ambiente.

Acercándose a la barra, aquel pelinegro de ojeras notables lo reconoció y al instante se dispuso a preparar la típica bebida que el rubio pedía siempre.

—Gracias, Aizawa. —sonrió Takami, jugando con el cristal, balanceándolo entre sus manos, dirigiendo su mirada al escenario que tenía el telón bajo.

—Llegas temprano, aún no se ha presentado.

El motivo de las visitas recurrentes al Cabaret, era que aquel muchacho que estaba en sus veintes, había caído rendido como un polluelo ante las garras de una chica que trabaja de bailarina.

—Me alegro por eso. —suspiró, mientras el ambiente se volvía oscuro, y solo las pocas luces se centraban en el escenario, dando a entender que la función estaba por empezar.

El telón rojo se alzó, y la escenografía tan llamativa, extravagante y reluciente, llamó la atención de todos, haciéndose los aplausos presentes, Keigo se fue a sentar hasta una de las mesas más cercanas, así podría admirar todo desde más cerca.

Sus ojos se posaron en la chica que estaba buscando, el traje blanco con plumas de decoración, los tacones del mismo color, para él, un ángel seductor a un par de metros. Una boa de plumas rojas era la llave del espectáculo, pasándoselo entre las bailarinas, las cuales bajaban al público y seducían son sus pasos a uno de los visitantes.

Takami cruzó los dedos, rezando internamente, tener en su vida un poco de suerte en este momento, que las coincidencias existieran para que su musa caminara hacia él.

Quizá una deidad escuchó sus plegarias, o el mundo mismo le concedió aquel deseo tan esperado.

La azabache sostuvo la boa entre sus manos, con una sonrisa en sus labios color carmín, bailó y dio saltitos hasta el regazo del rubio, sentándose en el mismo, colocando las plumas bermellón alrededor de su cuello. Keigo sintió morir cuando la tuvo tan cerca, rodeándola con sus brazos, un pico fue lo que recibió, mientras que la mano de la mujer se deslizó por su pecho. Y así como llegó a sus brazos, se fue de ahí, dejándolo con las plumas mientras ella regresaba al escenario para terminar la presentación.

Pasó una mano por su cabellera, con una sonrisa de oreja a oreja, suspiró. Lo estaba matando sin duda alguna.

Sabía que las muchachas recibían regalos de los fans: joyas, rosas, perfumes, ropa, maquillaje, hasta incluso autos. Algunas si tenían un vínculo más, otras solo se dedicaban a su trabajo.

Al bajar su mirada para quitarse las plumas de él, notó en el bolsillo de su saco un papel sobresalido y arrugado, sacándolo de su lugar, lo desdobló para ver si había algo de importancia ahí.

𝐊𝐞𝐢𝐠𝐨 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐦𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora