𝙰𝚛𝚛𝚘𝚐𝚊𝚗𝚝.

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Bridgerton AU!
Quirkless AU!

¡Damas!
¡Caballeros!
¡Público atento!

El frabulloso día en que todas las damiselas de la temporada se presentan ante la reina ha llegado. Pues su majestad era una mujer bastante observadora, obstinada, aguerrida en cuanto a carácter.

---¿Dónde está Hanabi?

Natsuo, acomodando su traje negro, preguntó a la par que se miraba al espejo y los sirvientes iban de un lado a otro limpiando la gran residencia de los Todoroki.

---Nuestra adorada hermana se está alistando. ---el menor, Shōto, contestó llegando a la sala mientras guardaba un pequeño reloj de bolsillo.

Los nervios no solo recorrían la anatomía de su azabache hermana mayor, si no, el de todas las señoritas que vivían en la ciudad bajo la atenta y exigente mirada de su majestad.

---Será presentada a la sociedad, como toda una mujer. ---interrumpió la madre de aquellos muchachos, regocijante y con una sonrisa brillante en el rostro, pues su pequeño retoño ya dejaba de ser una.

Y es que era así.

Hanabi Todoroki hoy se convertiría en una mujer, lista para tener pretendientes y continuamente contraer matrimonio.

---Ya se tarda demasiado. ---el peliblanco, quejón e impaciente, miró a su madre mientras que la misma negaba y le acomodaba el cuello de aquella impoluta camisa.

---Toda su vida se ha preparado para esto.

Fuyumi, la menor de todo el linaje y que aún no era presentada ante todos, arrugó la nariz por el incómodo traje que vestía.

---Te ves tan preciosa en ese vestido, cariño.

---Como un horrendo cono de helado. ---el segundo bromeó, recibiendo una mirada fulminante de su madre.

---Esas no son las palabras correctas para definir a una señorita, Natsu.

Con el mentón alzado, le estrujó la mejilla como regaño.

---Por fin se digna a aparecer la princesa. ---Shōto, llamando la atención de toda su familia, logró hacer que dirigiera su mirada hacia las escaleras, en donde la azabache de vestido blanco y perlas adornando su piel; aparecía.

---Tan bella como siempre.

Orgullosa, caminó para recibir a un retoño maduro que estaba a nada de ser vista por su señoría en el palacio.

A diferencia de todos sus hermanos, Hanabi tenía el cabello tan negro como el humo que las locomotoras del lugar desprendían al emprender un viaje, y los ojos dorados como el sol que cubría a Tokyo ese día. Quizá por sus abuelos, pues ellos tenían aquellas características, logrando que su nieta fuera alguien bastante atractiva.

Una vez ya estaban listos, se encaminaron hasta el carruaje que esperaba impaciente a la familia junto a un par de caballos para que los varones montaran los mismos en compañía de las señoritas.

---¿Sabes dónde está?

Rei, impaciente por emprender su viaje y al mismo tiempo enojada por la ausencia de su hijo mayor, logró cuestionar a su segundo retoño, el cual sudó frío.

---No lo sé. ---se encogió de hombros, apretando la correa de su corsel para avanzar un poco y evitar las cuestiones de su madre.

¡Vil mentira!

El hijo mayor de los Todoroki, yacía fornicando con cierta prostituta y cantante de ópera al otro lado de la ciudad, viendo de reojo su reloj cada cierto tiempo para apresurarse en terminar su cometido y luego irse con prisa hacia la reunión de su querida hermana menor.

𝐊𝐞𝐢𝐠𝐨 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐦𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora