HADES
2:50 A. M.
Conduzco por las solitarias calles del pueblo hacia mi casa, Katherine viene conmigo, sentada en el asiento del copiloto. Lo que ella no sabe es lo que tengo planeado hacer. Quiero follarla y eso voy hacer, eso es seguro, pero quiero que ella me demuestre lo que oculta bajo esa carita y fachada de chica tierna que no rompe un plato.
Quiero corromperla, que sienta el placer de acabar con la vida de alguien, que sienta ese control que te brinda el ver como se esfuma la vida en los ojos de tu víctima.
Por eso, en esta madrugada le quitaremos la vida a la chica que tengo encerrada en mi sótano.
Estaciono el auto frente a mi casa, bajo de él y espero que Katherine haga lo mismo, subimos los pequeños escalones de la escalera que nos guía a la entrada de mi casa, abro la puerta y llevo a la pequeña Jefferson al sótano.
—¿Hades? ¿A dónde me llevas?
—Tranquila, te gustará.
Está chica lleva meses en mi sótano, tiene cicatrices por todo su cuerpo causadas por las diversas heridas que le he hecho. Su rostro no tiene ni una cicatriz, no he querido dañar su belleza. Sus ojos grises me miran con miedo y una mezcla de deseo, está aquí, encadenada porque así lo quiso, me suplicó que no la matará, ella ya sabía porqué estaba aquí, me dijo disfrutara de ella, de toda la diversión que podría proporcionarme su cuerpo. Justo eso hice, me la he follado infinidad de veces, mientras sus heridas sangraban manchando nuestros cuerpos desnudos.
Me despojó de la ropa mojada que traigo, y me quedo solo con los vaqueros, le pido a Katherine que haga lo mismo y duda, sé que no se siente segura con su cuerpo y todas las cicatrices de su espalda, pero a mi es poco lo que me importan sus cicatrices.
—Debes tenerme confianza, ¿vale? —le pido a mi pequeña.
Hace un pequeño ademan con su cabeza, asintiendo.
—Muy bien. ¿Sabes para que te traje aquí?
—No —contesta con un hilo de voz, lo que me hace pensar que se esta excitando.
—Pues, mi querida Katherine, en esta madrugada, mataremos a esa chica que ves en ese rincón.
Puedo ver como se oscurecen sus ojos por el deseo y me acerco a ella, rodeo su cuello con mi mano y la beso, con vehemencia y deseo, chupo su lengua cuando la acerca a mis labios y la suelto.
Tengo mi juego de cuchillo colgado en una de las paredes, tomo un cuchillo puntilla y se lo entrego a Katherine.
—Quiero que la cortes como lo hiciste con Alejandro.
Me acerco a la pequeña Jefferson y me ubico en su espalda, muevo su cabello hacia un lado y voy besando su cuello, la estimulo ubicando mis manos sobre sus pequeños pechos y aprieto un poco, lo cual la hace suspirar y echar la cabeza hacia atrás. Me sorprende que se deje tocar por mi, después de todo lo que ha pasado.
Tengo más control sobre ella del que pensaba.
—Vamos, pequeña, hazlo.
Dejo que haga lo que le acabo de pedir, veo con se mancha las manos con la sangre de la chica, cuando corta la vena yugular, el chorro de sangre le salpica la ropa y su rostro. La chica grita del dolor y yo no puedo estar mas complacido con la pequeña Jefferson. Veo como termina el trabajo y...
—Listo, ahora quiero...
Corta la oración cuando escuchamos un ruido proveniente de las escalares, al girar sobre mi eje me encuentro con su hermano, y esto no pinta nada bien, miro sus manos y entre ellas tiene un celular, ¿con qué nos estaba grabando?
—Puedo... explicarlo... Adán —su nombre es el mismo que el de su padre—, no es lo que parece.
—Mataste a nuestro tío. Y yo todo este tiempo pensando que fue el imbécil que tienes detrás, y habías sido tú. ¿Cómo pudiste, Katherine?
—Tú no lo entiendes, Adán, si te digo lo que pasó nunca me creerías.
—¿Cómo piensas que no le voy a creer a mi hermana pequeña? Ahora acabas de matar a una chica inocente.
La chica no era tan inocente, esa chica había matado un sin fin de hombres, solo por sospechas de que esos hombres eran pedófilos, lo cual puede ser cierto, he investigado muchas de las muertes causadas por esa chica y he encontrado a muchos criminales entre sus víctimas, también sé que tenía un cómplice, el cual debo encontrar.
—Por favor, Adán, no es lo que parece, yo...
Katherine sigue intentando convencerlo de que no es lo que él cree, pero, ¿qué caso tiene? Solo hay una salida, voy al estante y Adán sigue mis movimientos, tomo una de las jeringas con el sedante y me acerco a él, en un rápido movimiento lo tengo contra mi pecho, enterrando la aguja en su cuello. El efecto es inmediato, sus manos sueltan el celular y este cae al suelo.
—Hades, ¿qué estás haciendo? Déjalo.
Lo voy soltando hasta dejarlo caer en el piso. Tomo el celular, el cual tiene la pantalla rota por la caída, lo apago para poder formatearlo, cuando está todo listo, se lo entrego a Katherine.
—¿Qué harás con él?
—¿Tú qué crees? —le respondo con un toque de molestia, esta mierda se esta complicando.
—No puedes matarlo.
—Calla, Katherine. Si no me deshago de él, va a ir con el chisme a la policía, acaso, ¿quieres estar presa por matar al futuro alcalde de tu pueblo? —hago una pausa.— No, ¿verdad? Entonces tenemos que acabar con esto de una vez por todas, ¿quieres hacerlo tú o lo hago yo?
—No voy a matar a mi hermano...
—Bien... Lo hago...
—Ni tú tampoco, ¿eres estúpido o qué?
—Mucho cuidado en como me hablas, que tú y yo no somo iguales, que te quede claro.
Quiero agradecer a J. T. por darme la idea de escribir este capítulo.
Gracias, Darling.
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Hades
Mystery / ThrillerKatherine y Priscila Jefferson; unas peculiares hermanas gemelas, tan parecidas que cualquiera las podría confundir. Katherine Jefferson: es un pequeño ángel incapaz de herir a alguien, se enfrenta a múltiples problemas cuando el chico más popular d...