Capítulo 14

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DESCONOCIDO

Las personas son frágiles como pompas de jabón.

Esconden su locura bajo una máscara de cordura y control.

Mientras que en las noches son perversos en la intimidad.

Esconder tú yo más oscuro, a veces te salva, pero otras, te destruye.

Y eso fue lo que pasó conmigo.

 Me escondí por mucho tiempo, intentando apaciguar mis demonios. Lo cual, por más que lo intenté, fue inútil. Porque ellos siguen aquí, dentro de mí, en mi cabeza, escucho sus voces y murmullos.

A lo largo de mi vida he visitado varios especialistas, algunos dicen que tengo un leve trastorno de identidad disociativo, otros que estoy loco y solo algunos quisieron asociarlo a la esquizofrenia. Muchos dicen que tengo un trastorno psicopático. Y esa es la definición que mas se acerca a mi problemilla. 

Desde muy pequeño sentí esa necesidad de hacer daño y causar dolor.

 Siento cierta perversión al provocar dolor. 

Placer.

Deleite.

Satisfacción.

Goce.

A los ocho años maté a mi conejo, mis padres al ver lo que había causado, decidieron hacer caso omiso a mi comportamiento y a mi acto.

Nunca fui de tener amigos, no soy muy sociable y esto se lo debo a mi aura oscura y a mi comportamiento, que las personas diferentes a mi tachan de extraño.

A los diez años, envenené a los gatos de mi vecino, en mi defensa, eran una molestia. Y así fui creciendo, mis pensamientos me perturbaban, me hacían cometer cosas que no quería hacer, pero que en el fondo deseaba. A los doce años, le robé dinero a mi padre de su caja fuerte, soborné a una prostituta para que tuviera sexo conmigo, creí que con eso calmaría mis ansias, pero no, nada de eso ocurrió. Luego fue peor.

Con el tiempo me volví siniestro y mas perverso todavía. Asesiné a una persona a los 17 años. Mis padres se dieron cuenta de que lo que tenían como hijo, no era una persona normal. Veía la decepción en los ojos de mi amada madre, y acepté mi destino cuando mi padre tomó la decisión de encerrarme. Escapé del psiquiátrico cuando sentí esa inmensa necesidad de ver la sangre correr, sentir su tibieza entre mis dedos, me tomó meses planear mi ruta de escape, no quería hacerle daño a nadie del hospital, pero era necesario si quería escapar con vida de ese lugar. Cuando logré escapar, me mudé a un recóndito pueblo. Y ahí, fue cuando los conocí. Mis próximas víctimas, con las cuales me iba a divertir hasta cansarme.

***

No existe el futuro. Y si existiera fuera incierto e ambiguo.

Todo depende del tipo de persona que seas, de eso dependerá tu "futuro". 

¿Y yo? Yo era un asesino despiadado, en un mundo con presas fáciles de cazar.

Pero cuando tu presa se vuelve fácil de cazar, se pierde toda la diversión y el entretenimiento. 

Por eso los elegí a ellos tres.

Un asesino.

Una chica tierna.

Y una puta en potencia.

HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora