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El sudor corría por su cuello, y se deslizaba por su espalda, la cual se encontraba a punto de tocar el escritorio de madera obscura. Los gemidos eran cada vez más fuertes a pesar de que los dos intentaban ser silenciosos. Las manos de ambos eran inquietas y tocaban por todos lados. Sus entrepiernas duras se frotaban con intensidad. La camisa blanca de Baekhyun estaba completamente desabrochada, al igual que su pantalón. Sus besos eran hambrientos y pasaron desde la boca hasta el cuello, y de ahí hasta las clavículas.

— Baekhyun... — dijo con voz necesitada —. Baekhyun ...

— ¿Baekhyun? ¿Estás escuchando lo que te digo?

— ¿Qué? — El nombrado parpadeó un par de veces y se concentró por fin en la persona que estaba delante del escritorio.

— Te dije que necesito que firmes los papeles que están frente a ti.

— ¡Ah! Sí, claro — se despabiló un poco e intentó olvidar lo que su vívida imaginación estuvo creando sólo unos segundos antes —. Aquí está — dijo entregando los papeles a su asistente.

— ¿Estás bien? Luces un poco sonrojado, y tus ojos están llorosos — Sana acercó su mano a su frente para verificar que no tuviera fiebre.

— Estoy bien, estoy bien — se alejó del gestó y le restó importancia —. Es sólo que no he podido dormir bien las últimas noches, y me ha estado afectando.

Eso era cierto, tenía algunas semanas que se despertaba a media noche por lo reales que se sentían sus sueños. Siempre había un cuerpo duro contra el suyo, tocándolo maravillosamente, pero por alguna razón nunca lograba llegar al clímax. Se despertaba acalorado y con una enorme erección, la cual atendía con furia. A pesar de que eso calmaba su deseo, nunca parecía ser suficiente. Culpaba de esos extraños sueños a su nuevo tiempo libre, con el que no estaba muy seguro de qué hacer.

Recientemente había contratado a Jongdae, su nuevo vicepresidente. Y gracias a Dios lo había hecho, el tipo era extremadamente bueno en su trabajo. Le había delegado muchas de sus funciones, las cuales estaban casi ahogándolo unos meses antes. Con eso pudo concentrarse mucho mejor en lo que sabía hacer, y no en todo el papeleo administrativo que conllevaba tener una compañía con un centenar de empleados. Pero la contratación de Jongdae, también le había dejado algo de tiempo para ser ocioso, cosa que no pasaba hacía más de diez años.

¿Qué se hacía con el tiempo libre?

A parte de visitar a su familia, él no sabía que más hacer. Por lo que un día vagando por Internet se encontró con una página que le llamó la atención. Recordó sus años de infancia y cómo le gustaba leer mangas, aunque no hubiera tenido las posibilidades de comprar todos los que le gustaban. Dio clic en los dibujos y comenzó a leer, fue muy entretenido. Era una historia de amor entre dos chicos, todo era muy lindo. Hasta que lentamente las escenas empezaron a subir de tono ¿cuándo eso se volvió porno con dibujos? No tenía ni idea, pero ¿eso lo detuvo de leer? La respuesta es: No.

Terminó de leer todo el manwha y buscó otro, y otro, y otro más. No sabía que el yaoi fuera tan explícito, es más, antes de ese día, él ni siquiera sabía qué era el yaoi. Pero después de hacer una pequeña investigación, y aunque se dio cuenta de que él no era precisamente el público objetivo, se encogió de hombros y siguió leyendo. A partir de ese día todas las noches los leía, y sus sueños lentamente también se habían empezado a involucrar. Pero el problema había evolucionado y empezaba a ver todas esas imágenes incluso cuando no estaba dormido.

Se alegraba de ser el jefe, si fuera un simple empleado probablemente ya habría sido despedido por andar en las nubes todo el tiempo.

— Te traeré un té — dijo Sana y se retiró.

I WANNA KNOW [SEBAEK/ BAEKHUN] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora