seventeen

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Hyejin despertó definitivamente con una sonrisa en el rostro, Beomgyu no había vuelto a dormir y eso significa que se había quedado en casa de Yeonjun.

Ella lo sabía, no era tonta.

¿Quién no notaría al pelinegro aquella tarde en la sala, escribiendo hojas y hojas que desechaba al no agradarle lo escrito?

Su sobrino estuvo unas seis horas en medio de colapsos creativos, hasta que finalmente un sobre del cual "desconocía" el contenido resultó de todo esto.

Todo quedó más claro que el agua cuando Choi llegó al patio trasero, rogándole con su mejor expresión de cachorrito abandonado que le permitiera quedarse a dormir en casa de Yeonjun. Y que lo dejara ir solo.

Ella no estaba muy convencida, sí, ella le permitiría quedarse con el rubio pero ¿ir solo? ¿debería?

Sí la madre del menor se enteraba ella seguro estaría muerta. Pero ¿cómo diría que no cuando Beomgyu casi llora frente a ella?

Ahora sabía que le faltaba un poco de fuerza de voluntad, de lo contrario no sería una buena madre en el futuro... pfff ¿a quién engaña?, ella jamás sería madre, quería vivir plena libertad de su juventud, adultez y vejez. Aunque bueno, ese es otro tema.

Tomó su teléfono, el último mensaje que recibió de Beomgyu después de salir fue a las once de la noche, pero no le preocupaba mucho, usualmente ella era quien debía mandarle mensajes al menor.

Mandó unos cuantos textos y luego de 15 minutos aún no había respuesta. Envió unos más y decidió esperar, creyendo que el castaño quizás seguía dormido.

Se desesperó luego de media hora, llamando a su sobrino. Sin embargo, este tampoco respondió a ninguna de sus llamadas.

No le quedó otra opción que llamar a Yeonjun, quería creer que el móvil de Beomgyu se había quedado sin batería, pues sabía que siempre olvidaba cargarlo al dormir.

El tono sonó unas tres veces antes de que Hyejin fuera capaz de escuchar la adormilada voz del conocido rubio al otro lado de la línea.

¿Hola? ─preguntó Choi tan pronto descolgó el teléfono.

─Yeonjun, soy yo, Hyejin ─no había necesidad de aclarar más, el chico la conocía de sobra, aún recuerda las millones de veces que se apareció en la entrada porque su sobrino lo había invitado sin siquiera consultarle antes ─Quería preguntarte por Beomgyu.

Oh sí... ─escuchó un bostezo y pequeño bufido conjuntos del otro lado de la linea ─Él estuvo aquí ayer, sí... ─hizo memoria, recordaba al pelinegro en su casa y después, extrañamente, nada.

─Y, ah, ¿cómo está?

¿Eh? ─los pensamientos del chico tardaban en ordenarse, aún estaba algo adormilado y sumándole a ello se encontraba con estragos de la resaca.

─Ya sabes, él se quedó en tu casa a dormir ¿no? ─preguntó con una pizca de inseguridad en sus palabras la mujer.

Uh, bueno... ─se forzó a recordar algo, sí, Beomgyu llegó y... luego él... nop, estaba en blanco ─Deme unos minutos, enseguida la llamo ─colgó antes de que Hyejin fuera capaz de responder, debía verificar si en verdad el otro chico estaba en casa.

Se estiró sobre la cama, bostezando una o dos veces antes de ponerse de pie, caminando flojamente escaleras abajo.

Esta bien, en su recapitulación mental tenía una idea más o menos clara de lo que había sido el día anterior.

Primero, salió del café.

Se dirigió al bar.

Después llamó a Soobin, sí, sí.

the yeonjun's cute boy ↯ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora