three

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—No me digas que él va a... —se interrumpió a sí mismo Minho, mirando a su amigo en el suelo con el otro chico— No podemos dejar que lo haga, Yeosang.

—¡Hyunjin deja ya tus mierdas y sueltalo! —le regañó Kang, golpeando sin fuerza a Hwang— ¡No lo puedes violar, irías a la cárcel idiota!

Sin embargo no fue ni Minho ni Yeosang quien detuvo a Hyunjin, pues antes de que el último pudiera hacer algo Yeonjun llegó, quitando de su camino a Lee y a Kang yendo directamente por Hwang.

Le golpeó un buen tiempo, enfocándose en su rostro y sintiendo la furia recorrer libremente su cuerpo haciéndolo arder, su mente estaba nublada mientras se repetía una sola cosa: ese imbécil había tocado y hecho llorar a Beomgyu y por ello debía morir.

Probablemente le rompió la nariz, no era su intención en el fondo pero no se controló cuando escuchó la risa que el malnacido se atrevió a soltar.

Hubiera pasado felizmente su tarde destrozandole el rostro a Hyunjin si no fuera porque los bobos de sus amigos se encargaron de detenerlo.

—Bien, bien, ya le diste su merecido niño héroe —habló Yeosang ganándose un gruñido de respuesta del rubio.

—Vámonos de una vez tonto —Minho ayudó a Hyunjin a ponerse de pie— Siempre consigues que te golpeen.

—¡No te le vuelvas a acercar, maldito idiota! —gritó Yeonjun viendo al trío alejarse de poco en poco.

Rápidamente su atención se centró en el chico que aún lloraba quedadamente mientras seguía en el suelo y no dudó en acercarse a ayudarlo.

—Wow, de verdad eres Beomgyu, el del centro comercial.

Choi intentó limpiar las lágrimas que mojaba las mejillitas del pelinegro pero este se sobresaltó y cubrió su rostro como si el rubio fuera a golpearlo.

—Tranquilo, ellos ya se fueron —suspiró con tristeza al ver un alma tan bonita temblando de miedo— Yo no te haré daño, vamos a mi casa y... —Beomgyu comenzó a negar efusivamente ante la idea de ir a la casa de un desconocido.

—M-mi c-casa... —habló entre sollozos el pelinegro, sintiendo su corazoncito palpitar con más fuerza al darse cuenta de que en efecto, ese era el chico rubio que conoció en el centro comercial.

—Bien, te llevaré a tu casa entonces ¿puedes caminar por ti mismo?

—Uhm, c-creo que... —Beomgyu hizo el amago de ponerse de pie, sin embargo su abdomen dolía demasiado y todo su cuerpito se sentía débil— N-no.

—Lo siento, pero parece que tendré que cargarte hasta tu casa ¿sí?

Yeonjun dudó unos segundos, ¿debería cargarlo al estilo princesa? ¿o cómo si se tratara de un koala?

Ayudó al pelinegro a ponerse de pie y simplemente siguió sus instintos, tomó al más bajo por la cintura y lo elevó con cuidado consiguiendo algunos quejidos como resultado, esperando a que éste enredara sus piernas alrededor de su cintura, acto que no tardó mucho.

El rostro de Beomgyu se hizo una paleta de tonos rojizos, dejando sus mejillas más calientitas de lo usual, dios, de verdad era vergonzoso ser cargado por otro chico pero no tenía alternativa.

Sus manitos se hicieron puños sobre los hombros del rubio mientras éste comenzaba a caminar con él en brazos, no tardó en esconder su rostro en la curvatura del cuello de Yeonjun, ganándose una risita tierna de su parte.

Sin embargo, tras unos cuantos pasos el pelinegro comenzó a quejarse en demasía, no precisamente por la forma en la que el más alto lo cargaba simplemente era por cualquier movimiento que aquejara a su tórax.

the yeonjun's cute boy ↯ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora