eighteen

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Tan pronto como terminó aquella frase, Yuna dejó que su atención recayerá en su hermana que tomaba amigablemente a la tía de su amigo del brazo para ayudarla a entrar a la casa, ya que ella se encontraba llorando terriblemente.

Cuando finalmente las tres mujeres estuvieron en casa, Shin cerró la puerta, no sin antes mandarle una mirada asesina a Yeonjun que no se movió ni un centímetro de su lugar, se quedó inmóvil frente a la casa de aquella chica.

─¿Él...? ¿É-él de verdad hizo l-lo que dijiste? ─Hyejin limpió sus mejillas usando el pañuelo que Dami le había proporcionado.

Yuna suspiró, ahora que no debía mostrarse fuerte e intimidante frente a nadie creyó que si podría quebrarse, incluso su hermana acudió de inmediato a abrazarla, sabiendo que tal vez necesitaba un apoyo moral.

─Sí, lo hizo.

Hyejin tuvo que luchar para no dejar que más lágrimas se escaparan de sus ojos, no podía llegar así con Beomgyu cuando él seguramente se hallaba peor y necesitaba de ella perfectamente estable.

─¿Dónde está Beomgyu? ─preguntó, luego de sorber su nariz un poco.

─Está arriba, en mi habitación ─la menor se separó de su hermana, guiando a Hyejin escaleras arriba, hacia su sobrino.

Cuando se encontraron frente a la puerta blanca y lisa que Yuna señaló, ella y su hermana que también había subido se hicieron hacia atrás, dándole a la mujer la privacidad que requería, diciendole que ellas se quedarían abajo por si necesitaba algo.

Tocó suavemente, sin recibir respuesta durante unos segundos. Abrió con lentitud la puerta, encontrándose con su pequeño sobrino sentado sobre la cama de color violeta pastel mientras levantaba la mirada y se quitaba de inmediato los audífonos dejándolos de lado junto con su móvil para correr en dirección a su tía.

─Cariño... ─y aunque lo intentó, para Hyejin fue imposible no comenzar a llorar luego de ver los ojitos de Beomgyu todos rojitos e hinchados seguramente por el llanto.

Tan pronto como el pelinegro terminó entre sus brazos, humedeciendole la ropa por culpa de las gotitas de agua que emergían de sus orbes sin parar, ella lo estrechó, lo abrazó como si temiera perderle de nuevo.

─Beomgyu, Beomgyu ─acunó su rostro, usando sus pulgares para limpiar las lágrimas que seguían saliendo ─Ya basta de llorar, me han dicho que haz pasado mucho tiempo haciéndolo ─la mujer limpió sus propias lágrimas, sonriendo cuando notó que su sobrino no paraba ─¡Choi Beomgyu! ¡Sí no dejas de llorar se acabara tu reserva de lágrimas y no podrás llorar nunca más! ¿acaso me dejaras llorar sola mientras vemos películas?

El más bajito soltó una risita ronca, tallando un poco sus ojitos para tratar de desaparecer cualquier rastro de humedad.

─¿Cómo estás, bobito? ─Hyejin peinó algunos mechones traviesos del pelinegro que le obstruían la vista.

Éste solo se alejó, regresando hacia la cama para tomar su móvil y desconectar los auriculares, regresando a con su tía mientras tecleaba.

Tan pronto como terminó, Beomgyu le entregó el aparato a su tía y ella lo leyó inmediatamente.

"Estoy bien, no te preocupes.
¿Y tú? ¿Estás enojada? ㅠㅠ"

─¿Qué? Claro que no, Gyu ─levantó la mirada encontrándose con el adorable pucherito que se había apoderado de los labios del menor ─Pero... ¿por qué utilizas tu teléfono para escribirme?

Presionó la pantalla unas cuantas veces.

"No puedo hablar"

─¿Por qué razón? ¿Sucedió algo? ─cuestionó ciertamente preocupada la mujer.

the yeonjun's cute boy ↯ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora