six

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Hyejin, que había estado observando toda la escena indiscretamente, no pudo evitar sonreír aliviada al ver a su pequeño sobrino mostrarse tal y como era ante alguien más que no fuera de la familia.

Su corazón de madre —aunque en realidad no fuera la madre del pelinegro— sentía una enorme calidez cada vez que Beomgyu reía tan sonoramente como podía hacerlo, porque sabía que eso significaba que su niño no se estaba guardando nada.

Al verle caminar hacia el interior del lugar tras despedirse de su amigo, la mujer avanzó con prisa para disimular que había observado todo lo sucedido.

—¿Apruebas que sea mi amigo entonces? —habló Beomgyu tan pronto cerró la puerta de su hogar y se encontró con su tía.

—No me mires así —Hye pidió después de que el menor le dedicará una mirada fastidiada— Si algo te pasa tu madre me matará.

—¡Te dije que podías confiar en él! —reclamó con un lindo pucherito en los labios, haciendo que su queja perdiera toda la seriedad.

—Vale, no lo haré de nuevo —la mujer pellizcó uno de los suavecitos mofletes del contrario, sonriendo con ternura.

—Uh, noona... —el pelinegro se alejó al sentir sus mejillas doler por el agarre— También me invitó a su casa mañana por la tarde.

—¿Qué? ¿qué le dijiste?

—Que voy a ir —el menor sonrió lo más tierno posible esperando que eso fuera suficiente para obtener permiso.

—¿Y quién te dio permiso, niño? —Hyejin se cruzó de brazos, haciendo una patética actuación de la tía estricta y malvada.

—Tú me lo darás ¿no? —abultó su labio inferior, consiguiendo un chillido por parte de la más alta.

—Aw, está bien —Hyejin despeinó un poco al pelinegro, sonriendo ante las nuevas quejas— Pero debes volver antes de las seis.

Beomgyu asintió, dándole un abrazo cortito a la mujer antes de subir a su habitación con una hermosa sonrisita en su rostro.

🌫️

Luego de regresar con rapidez del colegio, Choi se encerró en su habitación en busca de cambiar su ropa, puesto que ese viernes por la tarde iría a la casa de Yeonjun.

Aunque debatió mucho, terminó decidiendose por prendas muy comunes en él, haciéndolo sentir seguro y bonito.

Aquel día usaba unos vaqueros de mezclilla clara junto con una amplia sudadera bicolor, una mitad era roja y la otra azul marino. Aquella era tan grande que lo hacía ver más pequeño de lo que comúnmente parecía.

Acomodó por última vez su cabello frente al espejo del baño, terminando también de lavarse los dientes y maquillarse un poco —muy poco en realidad—.

Bajó al living encontrándose con Hyejin, quien lo acompañaría hasta casa del mayor ya que no le había dejado ir solo a aquel lugar, a pesar de la cercanía entre ambos hogares.

—Te ves divino —la mayor habló tan pronto el pelinegro apareció bajando las escaleras.

—Gracias noona —Beomgyu sonrió dejando un besito en la mejilla de la contraria, también mirando la hora en su movil dándose cuenta que era tiempo de irse— ¿Podemos irnos? no quiero llegar muy tarde.

La mujer asintió, tomando las llaves del lugar y siguiendo al pelinegro una vez que salió de su hogar, ya que era el único de los dos que conocía el camino a casa de Yeonjun pues ese mismo día, unas horas antes, el rubio se había encargado de explicarle la ubicación de su casa al menor, ya que aunque estuvo ahí antes no se había preocupado por ver el caminno que tomaron.

the yeonjun's cute boy ↯ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora