Capítulo 9/I

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Nada más salir se topó con un muy serio Vincent.

—Debemos hablar —le repitió—.

—Le aviso a los Johnson sobre Ryan y estoy contigo —se giró para hacer su camino pero una mano en su brazo la detuvo y le dio media vuelta—.

—Johnson y Ryan, me tienes harto con esa gente —ella frunce el ceño—.

—Es mi paciente por lo tanto mi trabajo.

— ¿Crees que soy estúpido y me voy a creer eso del paciente? Te vi Ashley, le tomabas la mano, eso no lo haces con todos. Ten valor, dímelo, te gusta ese imbécil —lo desafió con la mirada y levantó su mentón—.

—Si me gusta y no es ningún imbécil —él la miró enfadado a más no poder—.

— ¿Te estás escuchando?, eres la típica zorra, estás de novia conmigo y babeas por otro —la cachetada llegó fuerte y sorpresiva.

—No vuelvas a decirme así, ni siquiera hablarme de esa forma. Nadie nunca lo hizo y tú no serás la excepción —mientras hablaba lo señalaba con su dedo índice y sus ojos estaban prendidos en llamas por la furia—.

Con todo su orgullo se dio la vuelta y se marchó dejándolo con las palabras en la boca. Él furioso caminó hasta su oficina y allí tiró todo lo que estaba en su radar. Recordaba cuando estaba en la universidad, era el puto amo, adinerado, guapo, inteligente. Tenía todas las cualidades, a sus veinte años era la atracción del recinto, dos años consecutivos sin que nadie le quitara el puesto del rey de la Universidad Estatal de Portland, hasta que llegó él. Un pequeño niñato rubio y ojos grises que se creía el dueño del mundo, era alegre y jovial, amable con las chicas y un joven adorable según escuchaba los comentarios. Y claro, poseía el dinero y también la inteligencia. Con solo dieciocho años y un día de clases logró quitarle lo que tenía, todo lo que era.

Ryan Johnson siempre fue su rival, aunque él ni siquiera lo conozca, pues nunca reparó en él. Es lo que tiene ser popular, no te fijas en los demás. Y ahora después de tantos años, volvía a quitarle lo que era de él y no es que Ashley fuera algo material, pero en verdad la quería, en verdad la amaba y con ella quería todo, un matrimonio, una casa, una familia. Pero tenía que llegar el mismo niño de antes a arruinarlo todo.

...

Ashley caminaba despacio pero decidido, hasta la pareja que descansaba en los asientos de la sala de espera, no vio ningún otro rostro conocido por lo que supuso que solo estaban ellos.

—Hola de nuevo —saludó y Zoey y Jayden levantaron la cabeza—. Ryan ha despertado y haremos la primera prueba, ¿Quieren participar?

—Eso ni se pregunta —Jay se levantó de un salto y llevó a su esposa con él—.

— ¿Está bien?

—Perfectamente Zoey, pero pregúntame luego de la evaluación, sé por experiencia que si no resulta nada él se va a sentir mal —Ashley sonrió con pena y les hizo una seña para que la siguieran—.

En el camino a la habitación del chico se encontró a Travis.

— ¿Lista Ashley?

—Siempre —le sonrió y los cuatro entraron a la habitación—.

Ryan miraba por la ventana con concentración, tanta que no notó la entrada de personas en el lugar. No hasta que su madre le habló para ver si se sentía bien.

—Bien, Ryan. Esta es tu primera evaluación, te pido que no te exaltes si no pasa nada, la operación está reciente solo vamos a comenzar con el protocolo. ¿Entiendes? —Preguntó un serio Travis y el rubio asintió—. Me dirás si sientes algo.

Travis tomó un pequeño martillo y comenzó a tocar las plantas de los pies de Ryan con este. Ashley y sus padres estaban expectantes pero él ni parpadeaba.

—No siento nada —Travis asintió e hizo lo mismo con el otro pie y esperó a que contestara—. Tampoco siento nada.

—Está bien, ahora voy a probar con otra cosa —esta vez fue Ashley quien habló y tomó una especie de aguja y comenzó a clavarla en la planta de sus pies—. ¿Sientes eso, Ryan?

Él la miró angustiado y negó con la cabeza nervioso. No podía ser, se dijo a sí mismo. Ella tomó el otro pie y le hizo lo mismo.

—No siento nada, lo sabía. Sabía que no iba a funcionar.

—Ryan, solo es la primera evaluación aún falta más, recuerda lo que dijo Travis, no te alteres, estás recién operado, debemos seguir los procedimientos —Ashley le sonrío y guiñó un ojo para que se tranquilizara—.

—Todo estará bien, cariño. Solo debes asistir a las terapias cada día, ¿Cierto? —Le preguntó Zoey a los médicos y estos asintieron—.

En ese instante a Ashley le atacó un mareo que casi la hace caer al suelo. Travis la toma por la cintura y Ryan se queda inmóvil, deseoso de poder caminar y ayudarla él.

— ¿Estás bien Ashley? —Le preguntó preocupado—.

— ¿Te pusiste tu insulina hoy? —Inquirió Travis y ella asiente—.

—Sí, lo he hecho. Pero al parecer me ha bajado la azúcar.

Zoey con rapidez saca un dulce de su cartera y se lo entrega a la chica.

—Gracias.

—De nada, anda cómetelo.

Cuando estuvo un poco más recuperada Ryan decidió intervenir.

— ¿Insulina?, ¿eres diabética? —Ella asintió—. ¿Me pueden dejar con Ashley a solas?, necesito hablar con ella.

Los tres restantes se fueron, no sin antes Travis asegurarse de que Ashley estuviera bien.

— ¿De qué quieres hablar?

— ¿Por qué no me dijiste? —Le preguntó mientras la invitaba a sentarse en su camilla—.

—No había llegado a conversación. Pero no importa.

—Sí importa, toda tú me importas, somos amigos —ella se ruborizó—.

—Tuve un accidente donde perdí a mis padres y a mi novio, entonces la vida me regaló la insulino-dependencia —sonrió con tristeza—. Pero estoy aquí, estoy viva, eso es lo que cuenta.

Ryan la miraba maravillado, cada día que pasaba la admiraba más. Ella perdió todo y sin embargo estaba allí, ayudándole, le sonreía y lo apoyaba.

—Eres fuerte.

—Supongo que sí —se encogió de hombros y lo miró a los ojos—. Tú también lo eres y quiero que me prometas que pase lo que pase no te vas a encerrar en el odio, vas a luchar y vas a ganar. ¿Lo prometes?

—Lo intentaré.

—Bien, con eso me basta.

Él se quedó mirándola fijamente y tomó su mano para besarla. Si ella estaba allí junto a él, se sentía vencedor. De eso no había duda.

Amor y Dolor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora