Capítulo 19/I

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Luego de picar algo en la cocina se fueron a dormir. A la mañana siguiente fueron a nadar, más bien Ashley fue a nadar, Ryan era más de quedarse en la arena disfrutar del sol, de la fuerte y fresca brisa, y también un rico cóctel de frutas para mantenerse hidratado. La chica nadaba más y más adentro en el mar y eso lo alertó.

— ¡Joder, Ashley!, ¡No te vayas tan lejos! —Gritó y tuvo el impulso de pararse de la tumbona donde estaba e ir a sacarla del agua—.

— ¡Se nadar Johnson, relájate! —Le gritó de vuelta—.

Siguió nadando, le gustaba estar en el agua y más si era una gran extensión de ella. Se introdujo al fondo y luego salió a tomar aire. A pesar del pequeño problema que resultaba su periodo para la intimidad y los planes de esos días, estaba disfrutando. Se le ocurrió una idea descabellada y no le importó hacerlo ya que era un lugar privado y solo estaban ellos. Quitó los nudos del sostén del bikini y se quedó solo con las bragas. La alzó en el aire y llamó la atención de su novio.

— ¡Hey Ryan!, mira lo que tengo aquí.

El hombre retiró sus lentes de sol y enfocó la vista para ver a lo lejos una prenda amarilla siendo agitada en el aire. Frunció el entrecejo, ¿eso era su bikini? Su pregunta fue respondida cuando Ashley comenzó a salir del agua y sus pechos desnudos quedaban al aire. Ryan gruñó de frustración y suspiró para calmarse, agradeció que la playa fuera para ellos solos, porque no le haría gracia otro viera en topless a su chica. Sintió el tirón en su entrepierna cuando ella estaba más cerca y pudo contemplar mejor las dos masas de carne. Humedeció sus labios y fijó la vista en los dos picos erectos por la temperatura del agua.

— ¿Estás loca, me quieres matar? —Le dijo cuando estuvo frente a él con una sonrisa traviesa—. Tienes suerte de que no caminar porque si no...

— ¿Si no qué? —Lo desafió—.

—No me importaría tu periodo Ashley.

Ella soltó una carcajada y se sentó en el regazo de Ryan a horcajadas. Él rápidamente colocó sus manos en su trasero y besó su cuello con delicadeza y devoción. Aspirando el olor natural de su piel.

—Es una pena que esté en mis días —hizo un puchero—. Esto es un verdadero paraíso para la intimidad.

Él no quería hablar, solo quería probar esos labios que lo tenían loco. Atrapó la boca femenina en un beso posesivo y hambriento, tal como se los daba siempre, dándole a conocer la necesidad que tenía de ella.

...

Ese mismo sábado en la noche, Ryan le había pedido a Ashley que se pusiera un vestido blanco para ir a cenar fuera. Ella no entendió por qué le exigió el color pero de todas formas así lo hizo. La llevó a un lindo restaurante donde tuvieron una cena romántica, exactamente como en los sueños de una mujer. Él no quitaba los ojos de ella ni borraba la sonrisa de su cara. Estaba feliz y ella también. Salieron de allí alrededor de las nueve de la noche, llegaron a la casa y Ry le pidió que fueran a dar un paseo por la orilla del mar y ella aceptó encantada.

Arrastró la silla de ruedas por el pequeño paso de madera especial para discapacitados. Conversaron un poco sobre todo, sobre ellos, sobre sus vidas, sobre el futuro. Hasta que en un minuto de la noche, la detuvo.

—Ashley —le sonrió—. Tengo una sorpresa para ti.

—Me gustan las sorpresas —dijo emocionada—. ¿Qué es? —Preguntó esperando alguna pulsera, collar o un par de pendientes. Pero a cambio de eso recibió una mirada donde brillaba la picardía—.

—Date la vuelta —Ryan le dijo y ella confundida lo hizo.

Abrió sus ojos sorprendida al ver a los hermanos y primos de Ryan sonrientes mirándola, pero eso no era lo sorprendente, no. Sino lo que tenían en sus manos. Cada uno tenía una pancarta con una letra que juntas formaban un "Cásate conmigo". Puso las manos sobre su boca para ocultar su sorpresa. Sintió las lágrimas picar en sus ojos y se volvió al hombre que quería para verlo parado sobre sus pies y caminar dos pasos hasta ella con perfecta soltura y seguido arrodillarse con una caja abierta en sus manos.

Amor y Dolor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora