Capítulo 3/II - Austin

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Toda la vida me he considerado un buen hombre, sin embargo no sé qué demonios pasa con las mujeres que no valoran eso. Pero a la mierda, siempre caigo ante una. Y esa es mi maldita debilidad, no sé estar solo, tengo que tener a una mujer a mi lado.

Gracias a Dios que ha escuchado mis súplicas, después de cinco meses de conocernos creo que encontré a la chica correcta. Diana es una chica dulce, trabajadora y bonita. No es el prototipo de chica "hermosa" para los demás, pero para mí siento que es preciosa. Es cariñosa, amable, educada, respetuosa, inteligente y eso son muchas cosas que se encuentran en varias mujeres pero no en una sola. Mi chica curvy es lo mejor que me ha pasado hasta ahora en la vida amorosa. Y es hora de volver esto realidad, primer paso hecho, le he pedido ser mi novia, segundo paso llevarla con mis padres. Esta noche lo haré. Sé que la acogerán de buena manera ya que mi familia es sincera y humilde.

Beso el cuello de Diana y ella suelta una risita. Me gusta tenerla entre mis brazos, se siente como el peluche que tenía de pequeño, una compañía genial. Hace un mes que vive conmigo, prácticamente la obligué porque es un poco independiente. Se preguntarán, ¿Cómo vive contigo y no conoce a tus padres? Pues porque estaba esperando el momento correcto. Y ha llegado.

Para los que no recuerdan, yo soy Austin, mellizo de Audrey e hijo de Allison y Justin. De entre mis dos hermanas yo soy el más tranquilo. Claro que Audrey tuvo que madurar a temprana edad pero eso no le ha quitado su temperamento efusivo.

—Diana —susurro en su oído—.

—Dime.

—Hoy iremos a lo de mis padres, hay una cena familiar y quiero que vengas conmigo.

— ¿Qué? —Se levanta de un salto y me mira asustada—. Austin, yo... no —dice lo último inaudible.

— ¿Por qué no? Eres mi novia Diana y te tengo que presentar a mi familia.

—Pero, ellos... Yo.

—Sé por dónde vas y te digo desde ahora que eso no pasará, ellos son excelentes personas, te lo prometo bonita —beso suavemente sus carnosos labios y la miro con ternura—.

Eso, su inseguridad es algo con lo que luchamos cada día. Ella dice que somos la bella y la bestia en versión invertida. Pero eso no es así, ella es una mujer hermosa y no lo entiende.

—Y tú eres hermosa y única. Te lo repito cada día y siempre te lo diré. ¿Bien? —Asiente y vuelvo a besar sus labios—. Ve a la tienda y compra algo bonito, hoy vas a conocer a la segunda familia Adams.

Diana ríe y se va al baño. Me quedo mirando su gran trasero y sonrío con prepotencia. Sí, soy yo quien se está comiendo todo ese manjar.

Salí de la oficina de finanzas donde trabajo, obviamente en la constructora de mi tío Jayden. Es una costumbre ya dejar todo entre familia. Así que nada más me gradué él me dio un lugar en la empresa, así como a mis primos y primas. Voy al atelier donde trabaja mi chica y la encuentro esperándome en la entrada con un lindo vestido color púrpura que enmarcan esos grandiosos pechos y queda suelto en la parte de abajo, el color resalta sus ojos azules y me quedo embobado viéndola. ¿Cómo a un hombre no le puede gustar una cosa así? Es una muñeca, rellenita pero muñeca al fin. Me detengo justo al frente de ella y bajo la ventanilla.

—Hola preciosa, ¿Por qué tan sola, te llevo? —Ella sonrió coqueta y se inclinó dejándome una buena vista de la cima de su pecho—.

—Mi novio me ha dejado plantada, ¿Serías tan amable de llevarme?

—Por ti iría hasta el infierno —Diana soltó una carcajada y subió al auto.

Hicimos el recorrido hasta la casa de mis padres. La sentí nerviosa cuando estábamos en la puerta y tomé su mano brindándole seguridad, besé sus labios justo en el momento que la tía Dan abrió la puerta. ¡Ay no!

— ¡No!, no lo creo. ¡Tienes novia!, estaba llegando a pensar que serías gay. ¿No me presentas ingrato? —Se cruzó de brazos y rodé los ojos. Escuché una risita de parte de Diana—.

— ¿Cómo pretendes que hable si tú no haces silencio tía Dan? —Ella abrió sus ojos sorprendida—.

—Por eso mi favorita siempre fue Audrey. Mi nombre es Danna cariño, tía de este energúmeno. Mucho gusto —le tendió la mano con amabilidad y mi chica la tomó tímida—.

—Igualmente, soy Diana.

Danna nos hace pasar y caminamos hasta el patio trasero allí estaba la gran cantidad de gente que era la familia. Diana se pegó un poco a mi cohibida y yo besé su frente.

—Austin cariño —mamá se acercó y besó mi frente—. Qué bueno verte, tu hermana tiene una noticia que dar y... Oh, disculpa no te vi —dijo al fijarse en la chica a mi lado y esta se sonrojó—.

—Mamá ella es Diana, mi novia —a mi madre se le iluminó la mirada y la miró con ternura—.

—Eso es genial, hola querida, yo soy Allison, tu suegra. ¡Oigan todos!, ¡Austin trajo una chica! —Gritó esto último llamando la atención de todos. Genial.

Presenté a mi novia a cuánta gente se acercó. Están locos pero así los quiero, ya que ninguno hizo sentir incómoda a mi Diana, al contrario, vieron su timidez y salieron Danna y Katie a hacer de las de ellas. No sé cómo sus esposos las aguantan.

Habíamos cenado, la abuela hizo bistec rostizado y también habían otras comidas variadas, hechas por las diferentes mujeres y por los chicos que sabían cocinar. Audrey y Kent, la nueva pareja, se levantaron y llamaron la atención de todos.

—Familia, hay algo que tenemos que decirle. Papá y mamá lo saben más no dejé que les dijeran nada hasta hoy  —miré a mi hermana curioso. Estaba feliz lo veía en sus ojos y por más extraño que parezca lo sentía en mis huesos—. ¡Estoy embarazada!

Los gritos de las chicas no se hicieron esperar, todos estaban contentos con la noticia, yo incluído. Pero no puede evitar el pinchazo de envidia que sentí en el corazón. Ryan tenía una hermosa y traviesa niña, Dereck tenía sus hijos, mi hermana iba por el tercero y yo, bueno yo era estéril, nunca tendría un hijo, por lo menos no de mi sangre. Nadie lo sabía, excepto Diana, la cual al parecer sintió mi pena porque puso su mano en mi hombro. Me giré a mirarla y besé sus labios. Estaba seguro que ella era la indicada, cada gesto me lo dice y aunque aún no lo diga, la amo y mucho. Ella me completa y me apoya.

—Nunca podré darte un bebé —le susurré.

—Eso no importa Austin, te tengo a ti. Y si lo deseas podemos hacer tratamiento u adoptar, no todo está perdido cariño —me sonrió y acarició mi mejilla derecha—.

—Te amo Diana —ella se quedó congelada y con los ojos abiertos. Dos segundos después reaccionó dándome un beso.

—Yo también te amo, Austin.

— ¡Eh ustedes dos!, Dejen los arrumacos y felicítenme —Audrey estaba frente a nosotros y nos levantamos, la abracé con fuerza—.

—Felicidades hermanita.

—Enhorabuena, Audrey —le dijo Diana y besó su mejilla cuando yo me separé de ella—.

— ¿Tú para cuando, Austin? —Preguntó papá y me tensé. Sé que lo notó porque frunció el ceño. Si había alguien que me conociera más que nada, esos eran papá y mi melliza. —Hay algo que no nos dices —me dijo cuando estuvo cerca de mí—. Más no te voy a presionar, hijo.

Lo pensé y me dije: ¿Por qué no contárselo a todos? En ellos puedo confiar, mi familia es mi pilar. Tomé la mano de Diana y ella la apretó con fuerza. Cuando tuve la atención de todos hablé.

—Yo no he traído niños a casa porque... —suspiré—. No puedo tenerlos.

Esperé las miradas de lástima y pena, pero estas nunca llegaron. Al contrario me dieron opciones para tener hijos. Peter dijo algo como sobre embarazar a Diana por mí y su madre, Katie, lo golpeó en la cabeza como siempre que él dice algo fuera de lugar.

—Estas son las maravillosas personas con las que me crie Diana, te lo dije, no tenías de que preocuparte.

—Ya lo veo, tienes una familia grandiosa y envidiable Austin– recostó su cabeza en mi hombro y nos quedamos viendo como Danna y Alex discutían mientras Ginger, Florence y los gemelos rodaban los ojos.

Amor y Dolor IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora