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La ciudad era cubierta por negros nubarrones, los cuales indicaban que pronto una tormenta caeria, pero a los tres personajes uienes se encontraban dentro de la cafeteria parecia no importarles. 

-Emma,no puedo creer que hayas hecho eso- dijo Nino Mirando a la pequeña con una expresión de falsa molestia

-Es que estaba aburrida

-Pero saltarte de clases para ir a la biblioteca

-Honestamente creo que no es tan grave, a la maestra no pareció importarle- Mencionó la reportera, quien como favor a su compañero de trabajo había ido a recoger a Emma al instituto y llevarla a la estación mientras su padre terminaba su trabajo.

Dos años habían pasado desde que habló por primera vez con la pequeña, y desde entonces había comenzado una amistad con ambos morenos. Nino estaba feliz de ver como Emma parecía volver lentamente a ser la niña que era antes, y por esa razón se encontraba agradecido de Alya, sin contar el hecho de que la morena lo había ayudado en varias oportunidades a cuidar a la pequeña ante alguna situación de emergencia en donde no podía contar con su familia, poco a poco la morena paso de ser la última opción a la primera opción ante aquello, y la niña parecía agradecer pues le agradaba la chica, Emma sentía que era como una hermana mayor, la tía cool que la apoyaba en sus travesuras.

El recuerdo de su madre aún estaba presente pero aceptó su partida ya hace un tiempo, siempre hablaban con ella, decidió hacer un diario en donde le escribía exclusivamente a su madre, esperaba que algún día tuviera la posibilidad de mostrarselo, era consciente de lo imposible que sonaba, pero de alguna manera sentía que cuando llegara el momento aquel diario en donde anotaba todo lo que le ocurría en el día sería importante. 

Alya miraba a la pequeña comer su hamburguesa, le enternecida como la pequeña podía ser tan revoltosa y aún así salirse con la suya, algunas veces estando con ella, Emma recordaba a su madre pero ya no lloraba con esos recuerdos como en los primeros meses en los que convivió con la niña, no...Emma ahora recordaba a su madre con alegría y con entusiasmo, la niña le contaba historias, era impresionante para Alya la gran memoria que poseía la niña, pues parecía recordar cosas que ocurrieron a una edad bastante temprana...mucha aveces preguntó a Nino acerca de la veracidad de las historias, a los que el padre confirmó dándose cuenta lo maravilloso y doloroso que era ser Emma, gracias a su memoria podía recordar los momentos que vivió con su madre pero de la misma forma también podía recordar nítidamente lo que ocurrió con Marinette.

-Aun asi es malo que te escapes de tu salón Emma- dijo el moreno mirando a su hija

-Pero me aburro mucho- Emma hizo un puchero en dirección a su padre, sabiendo que aquella expresión siempre funcionaba para salirse con la suya

-Estas segura que a la maestra no le importo?- se volvió para mirar a Alya, la cual había hablado con la maestra acerca del incidente

-No, en realidad estaba sorprendida

-Oh, no- Emma dijo de repente llamando la atención de los adultos

-¿Qué ocurre Emma?- preguntó Nino preocupado

-Ya es tarde

-¿Tarde para que?

-¿No recuerdas?, la tía Kagami me invitó al teatro- Emma comenzó a impacientarse

-Oh, es cierto… la llamaré y le diré dónde estamos para que pase a recogerte

-Si quieres yo los puedo llevar- dijo Alya interrumpiendo al moreno

-¿Estás segura? ya has hecho bastante esta semana

-Claro, no es problema- la morena se encogió de hombros mirando a padre e hija- ¿Nos vamos?

ATEMPORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora