Ya habían pasado 3 semanas desde que renació. Al parecer lo había hecho el día veintinueve de abril. El destino era bastante ingenioso, en su vida pasada cumplía el veintiocho de marzo, en su vida siguiente, el día y mes siguiente.
Ella abrió sus ojos casi una hora después de nacer. Al principio veía bastante borroso, pero poco a poco sus ojos comenzaban a adaptarse a la luz y comenzó a ver claramente una vez que estaban su padre y ella en la casa.
El hombre estuvo unos cuantos meses bastante decaído, Sakura trataba de alegrarlo tratando de hablar, distrayendolo con unas risas y jugando con sus dedos. El hombre había perdido a la mujer que amaba y ella no podía hacer gran cosa siendo un bebé. A pesar de la situación el mayor realizaba lo mejor que podía, la mimaba demaciado, nunca se olvidaba de alimentarla, trataba de alguna forma jugar con ella, siempre le daba una sonrisa. Cómo no querer a una persona así.
Al pasar unos seis meses de su nacimiento, el hombre colgó en la pared un cuadro de él y su mujer cuando ésta estaba embarazada de unos cinco meses, estaban sentados en los escalones de la entrada de la casa, él la abrazaba por los hombros y ella apoyaba su cabeza en su hombro tomando entre sus manos su barriga. Era hermosa, cabello rosa y ojos rojos con una sonrisa gentil, la imaginaba cantándole con su angelical voz como solía hacerlo, el hombre le contó que ella eligió que su bebé viviera, tal vez podían salvarla, pero para eso debían dejar a Sakura, "daré lo que sea para protegerte, así como lo hizo tú mamá" dijo él. El mayor era castaño con ojos verdes y algo robusto, era lindo. Debía admitirlo, las personas que eran sus padres eran guapos.
En los primeros días que salió a la calle, fue en una cangurera mirando hacia el pecho del que era su padre. No podía ver mucho por la posición pero se sorprendió mucho del tipo de personas que vivían allí, definitivamente era otro mundo, se sentía demaciado desorientada, y a la vez curiosa por lo que veía, en cierta manera no debía actuar casi nada para parecerse a un bebé, y gracias a eso su mente no iba con demaciada frecuencia a su querida aldea y familia, lo que le rodeaba era un mundo desconocido.
Por lo que fue entendiendo con el paso del tiempo, hace algunas generaciones atrás, en China nació un bebé que emitía luz, desde entonces se vieron más casos en todo el mundo, habilidades extraordinarias comenzaron a aparecer uno tras otro. Así como no hay genes y rostros idénticos en el mundo, exceptuando en cuanto a rostros en los mellisos, tampoco las había habilidades físicas idénticas, a lo que decidieron llamar singularidades. Lo sobrenatural se volvió normal. Esto provocó que la tasa de crímenes creciera exponencialmente, y en consecuencia surgieron los héroes.
Con respecto a los que eran sus padres, por las historias que le contaba el mayor, su esposa no tuvo ninguna singularidad, y por lo que había visto, él tenía telequinesis. Lo usaba cuando cocinaba más que nada, pero parece que solo podía usarlo a pequeña escala.
Todo esto quería decir que tal vez ella tenga alguna singularidad o tal vez no. Pero no le interesaba mucho eso. Su mente sin falta vagaba a Konohagakure con más fuerza a medida que su curiosidad por ese universo disminuía. Ella no tenía dudas de que su hija estuviera saludable, conocía las capacidades de Tsunade Senju, era su maestra después de todo, además ellas dos tuvieron bastante tiempo de enseñar y esculpir a aquellos médicos novatos. Estaba bien acompañada para realizar los procedimientos. De eso no tenía duda.
Sus padres la entenderían completamente, pero eso no cambiaba que estarían destrozados, eso ella también lo comprendía, era madre después de todo, ella dió su vida para no ver a su hija morir.
Naruto tiene a miles de personas, y más que nada a su hermosa familia para acompañarlo, sabía que lo superaría.
Los que más le preocupaban eran Sarada y Sasuke. El destino al parecer le encanta jugar, ella ahora estaba en una situación similar en la que ellos estaban ahora. Sin embargo los conoce muy bien, Sarada es fuerte, es más similar a Naruto que a Sasuke, después de todo ella admira en sobremanera al Hokage, y las personas tienden a parecerse a los que admiran. Esperaba que la carta que le escribió le aliviara un poco, que ella no tenía culpa de absolutamente nada, que estaba orgullosa de ser madre de Sarada Uchiha.
Sasuke, siendo inexpresivo era una persona sentimental que se dejaba llevar por sus emociones, eso era algo que solo el equipo siete lo sabía muy bien, estaba certera de que pasaría más tiempo con Sarada o aparentará estar como siempre estuvo. Más de eso se encargaría Naruto, tenía fé en él. En que apoyará tanto a Sasuke como a Sarada. La tranquilidad en su corazón era enorme porque no se lamentaba de lo que hizo, la fé en sus seres amados era grande.
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Nueva Vida. Literalmente
FanfictionEstaba feliz, ese sentimiento que se siente en la vida como simples momentos, y ahora que ya es toda una adulta, con muchos amigos, en una era de paz, y sobretodo, con su amada hija, la felicidad era palpable. . Tristeza, desesperación, desconsuelo...