Anima Sofferente

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Después de ese día de lluvia nada volvió a ser lo mismo para Leone, aunque eso no significa que los días venideros fueran a ser fáciles.

Cuando Abbacchio aceptó la oportunidad que le brindó el hombre de traje blanco, éste le dijo su nombre y le explicó en qué consistía su trabajo. Al parecer, Bucciarati es un miembro de la mafia italiana que está bajo las órdenes del capo Polpo, cuyo nombre reconoció debido a sus contactos de los bajos fondos de Nápoles.

No esperaba que su vida pasara de ser un infierno a formar parte de un grupo de la mafia en cuestión de 24 horas, aunque en su situación actual tampoco podía permitirse el lujo de dejar escapar ninguna oportunidad de salir del pozo dónde estaba. Sabía que si no salía de allí, acabaría muriendo más pronto que tarde.

Había algo en Bruno que hacía que Leone sintiera paz y ésto le enojaba. Cada vez que miraba a Bruno, éste lo miraba con sus grandes ojos azules llenos de pena, intentando reconfortarlo, como si entendiera lo que es pasar la depresión que él estaba sufriendo. Cuando se dio cuenta, había empezado a caminar por la calle con ese hombre y habían llegado a un edificio cercano a un restaurante. Bruno agarró la puerta haciéndole un gesto a Abbacchio para que entrara y éste lo hizo.

Una vez dentro observó un bonito recibidor con decoración sencilla pero elegante. Hacía muchísimo tiempo que no estaba en un sitio tan acogedor, quizá más del que podía recordar. Éstos pensamientos hicieron que pusiera un gesto de desagrado en su rostro, esos sentimientos de desasosiego volvían a instalarse en su cabeza.

- ¿No te gusta la casa? - habló Bucciarati observando el gesto de malestar en la cara del albino.

- Eh... Sí claro, es mucho más bonita que la mía - respondió intentando disimular la incomodidad que sintió en ese momento. No esperaba que Bruno estuviera mirándole mientras gesticulaba. Bucciarati empezó a reír y Leone intentó seguirle la risa, aunque no fue capaz, cada rato que pasaba se encontraba peor.

- Bueno, debería enseñarte tu nueva casa... - dijo Bruno mientras iba llevando a Leone de habitación en habitación.

Primero le enseñó el salón-comedor, una habitación grande que se dividía en dos salas mediante un arco. Una zona claramente era el comedor, con una mesa dónde cabrían unas 6 personas. Ésto hizo preguntarse a Leone si habrían más integrantes en ese grupo, pero no quería hablar en ese momento, prefería seguir la visita guiada en silencio. El salón estaba lleno de estanterías, y también tenía algún que otro cuadro, una televisión, un reproductor de CD's y un par de sillones colocados al rededor de una mesita de café. Lo siguiente fue la cocina y el pequeño baño dónde Leone tuvo que parar inesperadamente debido a que el vino barato estaba dándole problemas a su estómago.

Después de vomitar y salir del baño, observó cómo Bruno lo estaba mirando con semblante de preocupación.

- ¿Estás bien? - preguntó el moreno mientras se acercaba a Leone.

- Sí, no te preocupes, algo ha debido sentarme mal - dijo en un intento de disimular su alcoholismo, aunque sabía que eso era algo imposible de esconder.

- Vale... Arriba están las habitaciones, la habitación del fondo es la tuya. En la cama tienes sábanas limpias y en el baño tienes un albornoz, supongo que querrás ducharte y quitarte la ropa mojada. Yo haré lo mismo antes de que nos enfermemos - habló Bruno con un tono de voz melodioso y una sonrisa en su cara, parecía tan calmado... Leone no estaba acostumbrado a que una persona estuviera tan tranquila a su lado, por lo general, todos le tenían miedo o lo miraban con rabia por alguna riña que él habría olvidado.

- Muchas gracias, Bucciarati - agradeció Leone mientras sentía que sus ojos se humedecían. Se sentía tan patético. Hasta hace unas horas era un matón de pacotilla adicto al alcohol y ahora un jefe de la mafia está brindándole su ayuda mientras lo mira con cara de pena.

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