Ti amo

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La noche que pasaron juntos fue idílica, después de tener su encuentro sexual, se abrazaron y se llenaron de besos y caricias durante toda la noche. Pasaron la noche completa en vela entre sábanas con olor a sudor y cariño. A la mañana siguiente, el mayor se levantó de la cama y le dio un beso en la frente al joven capo.

- Gracias por cambiar mi vida - dijo mientras se iba del cuarto intentando no hacer ruido para no despertar al joven Fugo que estaba dormido plácidamente en la habitación de enfrente.

El joven de cabellos negros se quedó en su habitación durante un par de horas pensando en lo que había pasado, no podía creerse aún lo que había sucedido. Nunca pensó que ese desastre de hombre de cabellos grisáceos fuera a ser alguien tan especial en su vida, no sabía si lo que sentía era amor pero sabía que no era una atracción normal, ese hombre tenía algo, algo que lo invitaba a dejarse llevar. Se sentía feliz, completamente feliz.

Pasaron los días desde aquel encuentro y, para la sorpresa de Bruno, las cosas se empezaron a poner raras. Leone empezó a alejarse poco a poco de él sin ninguna explicación. Cuando estaban con Fugo la situación se normalizaba completamente pero cuando estaban solos podía notar como entre ellos dos había un muro invisible.

"¿Habré hecho algo mal?", empezó a preguntarse continuamente. No entendía qué había pasado pero tampoco había tenido la oportunidad de hablarlo con el susodicho, últimamente estaban teniendo más trabajo del que podían abarcar. Fugo había pasado recientemente la prueba de Polpo y habían descubierto que el stand de éste era mucho más peligroso de lo que creían. Controlar al joven Fugo ya era difícil por sus ataques de ira, sin embargo, debían ser pacientes y comprensivos, y esperar a que fuera calmándose.

Ese día Bruno tenía una reunión a primera hora con Polpo, era viernes y se notaba el cansancio en su cara. El superior se dio cuenta y le concedió que él y sus subordinados se tomaran el fin de semana libre, al fin y al cabo comprendía que los habían sobrecargado las semanas anteriores. Bucciarati sintió cierto alivio al ver a su jefe tan comprensivo, necesitaba descansar y arreglar algunos asuntos en casa, ese fin de semana libre le venía de perlas.

Después de un día de papeleo se dispuso a volver a casa y al entrar encontró a Abbacchio escuchando música con sus auriculares en el sillón del salón y a Fugo leyendo a su lado. Ambos disfrutaban del silencio entre ellos plácidamente. La escena era bastante cálida, ya que ambos parecían felices de estar en compañía sin necesidad de socializar. Menudo par.

- Buenas noches, os traigo una buena noticia - dijo Bruno mientras entraba al salón y se sentaba en el sillón más alejado de Leone, no quería invadir su espacio personal.

- ¿Qué pasa, Bucciarati? ¿Nos vamos de viaje? - comentó Fugo entusiasmado. Bruno a veces se olvidaba de que era un niño y se enternecía con estos momentos tan infantiles.

- No nos vendrían mal unas vacaciones - dijo el albino apagando el reproductor de CD.

- Estáis pidiendo mucho, queridos - dijo entre risas el joven de traje blanco - Polpo nos ha dado el fin de semana libre, podemos descansar unos días, últimamente no hemos hecho más que trabajar.

- ¡Genial! Voy a aprovechar para poder acabar los libros que compraste hace unas semanas, con tanto ajetreo no he tenido tiempo de leer - dijo el joven Panacotta con alegría. Le encantaba leer, así que Bruno de vez en cuando compraba libros nuevos para rellenar la estantería, sabía que eso le hacía feliz.

Bruno dirigió la vista hacia Leone esperando alguna respuesta pero su subordinado no dijo nada. Se limitó a fijar la vista en Fugo y dejar que le saliera una semi sonrisa del rostro; después observó a Bruno mirándolo fijamente y giró la cabeza con semblante serio. Bruno no podía soportar más eso.

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