Festa II

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La noche comenzó mejor de lo que esperaba Bucciarati. Por algún motivo, Trish estaba especialmente animada e intentaba entablar conversación con todos. La chica había pasado de no querer tener relación con nadie a, aparentemente, querer integrarse, sobretodo con Leone. Eso le hacía especialmente feliz al capo, Abbacchio estaba muy hablador esa noche y eso no era algo realmente habitual.

- ¡Yo también quiero probar ese vino! ¿Puedo Bucciarati? - preguntó la joven de pelo rosa haciendo pucheros. 

- No estoy seguro... - respondió el moreno.

- Va, déjala, hoy es un día especial, ¿no crees? - dijo el albino mirando con una amplia sonrisa al menor.

Bucciarati sonrió y asintió; después de que su compañero sirviera la copa a la menor, lo agarró del brazo y lo atrajo hacia él. 

- Parece que no soy el único al que le ablandan los críos, eh... - susurró en el oído al mayor antes de darle un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja. Abbacchio se mordió el labio inferior y lo miró de arriba a abajo, desnudándolo con la mirada. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Bruno al ver la mirada de su compañero, de repente la temperatura empezó a subir notablemente.

Narancia y Mista pusieron música y empezaron a bailar, llamando al resto para animarlos a seguirles. La adolescente de pelo rosa cogió a Fugo y a Giorno por la mano y los empujó con ella, los chicos no pudieron negar la invitación al ver cómo le brillaban los ojos a la joven. Allí estaban los dos adultos, viendo cómo ese grupo de adolescentes, algo contentos por el alcohol, bailaba y, de vez en cuando, se empujaban molestándose unos a otros.

Leone aprovechó que ya los jóvenes no estaban pendientes de ellos y cogió a Bruno en peso para sentarlo en su regazo. Llevaba un rato deseando abrazar aquella marcada cintura y besar aquel bonito cuello que llevaba llamándolo durante toda la noche. Bucciarati abrazó por el cuello a su amado y se mantuvieron durante unos segundos mirándose a los ojos.

- Has hecho muy buenas migas con Trish, ¿eh? Veo que hasta tiene tu mismo pintalabios... - bromeó el moreno jugueteando con los mechones de pelo del mayor - ¿Me voy a tener que poner celoso?

- ¿Celoso? - dijo el albino entre risas - ¿Acaso crees que tengo ojos para alguien más?

Bruno se sonrojó ligeramente ante las palabras del mayor, sabía perfectamente que ese hombre no tenía ojos para nadie más, ese hombre era suyo; le besó dulcemente y continuó hablando.

- No sé qué habréis hablado pero se ve que está mucho más animada... Gracias, Leone - habló el menor siendo interrumpido por otro beso del albino, sintiendo cómo las fuertes manos de éste apretaban sus muslos. 

Bruno abrió los ojos y mordió ligeramente el labio inferior de Abbacchio. 

- ¡¡Iros a un hotel!! - gritó Mista bromeando e interrumpiendo el momento de los adultos.

Abbacchio lanzó una seria mirada hacia los chicos, que hizo que los adolescentes señalaran a Mista diciendo que había sido él el bocazas. Bucciarati empezó a reírse y se levantó cogiendo la mano del albino, invitándolo a bailar junto al resto.

- No sé bailar, Bruno, ya lo sabes... - las palabras del albino fueron interrumpidas con un pequeño golpe de cadera del menor, invitándolo a seguirle el juego durante un rato. Le era imposible darle una negativa a su capo, siempre acababa cediendo. 

Trish se acercó a los mayores y los abrazó, ésto les pilló por sorpresa.

- Gracias, Bucciarati, Abbacchio... - dijo la joven cogiéndolos de las manos y continuando el baile con ellos dos. A Bruno se le iluminó la mirada al ver a la chica tan feliz y Leone no pudo evitar sentir ternura por el gesto de la menor. 

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