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Nota: este cap se ubica en la misma semana que el diálogo con Schneider, pero cronológicamente ocurre unos días antes.

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Semana 14.

Perspectiva de Taro/Genzo, narración en primera persona.

Recién volvimos de la Golden Week.

En esa semana, traté de poner en práctica lo que he aprendido observando a Wakabayashi: durante las tardes en que nos vimos, él siempre atajó los balones dirigidos a las esquinas superiores e incluso a las inferiores —con un esfuerzo mayor—, pero logré entrever que se confundió en el último disparo; fue cuando yo mismo dudé con qué pierna tirar y terminé usando la derecha aun si tenía en mente la izquierda.

Recuerdo que esa vez entré en un ligero estado de pánico, pues el mismo portero estaba sorprendido de lo que sucedió. Sin embargo, pareció que Wakabayashi leyó mis pensamientos, porque enseguida dijo:

—Esa fue una coincidencia muy oportuna.

Entonces recordé que era cierto. Fue un tiro accidental, no probaba nada acerca de mí, por lo que tenía una excusa para safarme de cualquier interrogatorio.

Ahora mismo estamos de nuevo en la cancha de la escuela después de clases, solo que esta vez no tuvimos que esperar a que terminara el entrenamiento del equipo, porque no lo hubo. Le dije a Wakabayashi que quería probar algo, y cuando preguntó de qué se trataba, le planteé la siguiente pregunta:

—¿Podrías parar un balón que parece ir a las esquinas inferiores, pero que termina yendo al centro pasando entre tus pies? —Él pareció pensarlo bien antes de contestar.

—Depende de quién dispare. Si es alguien con la astucia y tenacidad suficiente para observar mi forma de moverme y prever la ruta que seguiría mi cuerpo a la hora de lanzarme hacia un extremo del arco, para que así mis pies no paren la pelota por inercia en medio de la maniobra, entonces puede que no.

Estoy sorprendido. No pensé que Wakabayashi fuera a sincerarse así, pues es más conocido por sus votos de confianza hacia sí como arquero. En verdad esperaba que dijera que sí, que él podría atajar cualquier cosa.

—Ya que hablamos de soccer, también tengo una pregunta. —Algo dentro de mí me dice que no debí ayudarlo con sus atajadas más de una vez; que Wakabayashi es lo suficientemente listo para descubrir que miento respecto al soccer con solo verme. Así pues, me preparo para lo peor—. ¿Seguirás acompañándome mientras practico? Estoy seguro de que puedo cambiar mi respuesta a la situación hipotética que describiste. Solo necesito un jugador que recree el escenario.

—Ya sabes que no juego football, no habría forma en la que pudiera serte útil; no soy tan hábil. —Suspiro aliviado a la vez que cierro los ojos por un segundo. Pensé que me había atrapado.

—Claro que lo eres, Misaki. —Mi corazón cambió su ritmo tan de repente que pareció latir en una dolorosa punzada. (Lo sabe; él ya lo sabe)—. Ninguna otra persona me ha parecido tan útil como tú en este momento.

»Solo tienes que jugar y se irán tus dudas, pero haz siquiera el intento de solucionar el problema. Estoy seguro que de algo te servirá acompañarme; por lo menos te engancharás. Lo demás es fácil: la habilidad la obtienes con la práctica y la confianza llega sola.

Por un instante me quedo pasmado. ¿Qué es esto que acaba de decirme? ¿Es un discurso? ¿Un consejo? ¿O quizás...? Quizás Takeshi ha acertado. Wakabayashi inspira sin pretenderlo. También me pareces la persona más útil justo ahora.

—¿Entonces, Misaki? —Sacudo la cabeza tratando de recordar de qué hablábamos—. ¿Aceptas seguir en esto conmigo?

Sonrío y asiento sin complicarme más.

❝Common Days❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora