Capítulo 2

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«Sonríe, avanza, sonríe, no sientas pánico»

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«Sonríe, avanza, sonríe, no sientas pánico». Era como estar otra vez en el patio del colegio, con los acosadores haciendo círculo como gladiadores mientras el malévolo grupo de chicas presionaba mirando con sádica fascinación.

El recuerdo era tan aterradoramente real, que se despertaron en él sentimientos de humillación y terror, pillándolo desprevenido. No importaba la cantidad de años que habían transcurrido, el pasado siempre estaba allí.

Hizo un esfuerzo por librarse de sus antiguas inseguridades. Era ridículo pensar en ello ahora, cuando aquella parte de su vida había terminado tanto tiempo atrás.

Aquel lugar no era el patio del colegio, y aunque tal vez los acosadores siguieran allí, ellos ya no podían verlo a él. Su disfraz era perfecto.

¿O no?

No tendría que haberse vestido de rojo. El rojo lo hacía sobresalir como un trozo de beicon. Y si no comía algo enseguida, se iba a desmayar. ¿Es que en aquellos bailes nadie comía? Con razón estaban tan delgados.

Deseando no haberse puesto a prueba de aquel modo, Hoseok trató de cruzar con naturalidad la sala. «La confianza lo es todo», se recordó a sí mismo. «La barbilla alta, y la mirada también. El rojo está bien. Sólo es gente. No dejes que te intimiden. No saben nada de ti. Por fuera pareces básicamente uno de ellos, y no pueden ver quién eres por dentro».

Para distraerse, Hoseok utilizó su habitual juego de fantasía, el que se había inventado para sobrevivir en el ambiente sin ley ni compasión en el que vivía de niño. Su vida había seguido el mismo patrón. Un nuevo patio de juegos, una nueva tanda de mentiras. Una nueva capa de protección.

¿Quién iba a ser aquella noche?

¿Un heredero, tal vez? ¿O posiblemente un actor? ¿Quizá un modelo?

No, un modelo no. No sería capaz nunca de convencer a nadie de que era modelo. No era lo suficientemente alto ni delgado. Se detuvo a considerar sus opciones. Nada demasiado complicado, aunque no temía que lo descubrieran, porque nunca volvería a ver a aquellas personas. Sólo por esa noche, podía ser quien quisiera ser. ¿Un italiano arruinado con un montón de títulos y sin dinero?

No. Aquél era un baile solidario. No serviría admitir que no tenía dinero.

Sería mejor un heredero, que deseaba mantenerse de incógnito para evitar a los caza fortunas.

Sí, eso estaba bien. La excusa para no gastarse un dinero que no tenía, podía ser que no quería atraer la atención sobre su persona.

El salón de baile era increíble. Tenía los techos muy altos y estaba lleno de resplandecientes candelabros. Tenía que hacer un esfuerzo para no quedarse mirando las pinturas ni las estatuas y adoptar una expresión de natural indiferencia, como si aquél fuera su mundo y semejante exhibición de arte y cultura la rodeara a diario.

—¿Champán? —oyó la pregunta a su espalda, y se giró rápidamente con los ojos muy abiertos para encontrarse con un hombre tan espantosamente guapo que todas las mujeres y donceles de la sala lo estaban mirando con deseo.

Le temblaron las piernas.

La primera palabra que le vino a la mente fue «arrogante». La segunda, «arrollador».

Sus ojos oscuros brillaban con fuerza mientras lo observaba con perturbador interés y le tendía una copa. ¿Qué tenían las chaquetas de los trajes de noche, pensó, que convertían a los hombres en dioses? Aunque aquel hombre no necesitaba la ayuda de ropa buena para destacar. Habría tenido buen aspecto con cualquier cosa, o con nada. También era la clase de hombre que no lo habría mirado dos veces en circunstancias normales.

Una súbita explosión de calor sensual se apoderó de su cuerpo, deslizándose desde la pelvis a los muslos. Él no lo había tocado. Ni siquiera le había estrechado la mano. Y sin embargo...

«Peligroso» fue la palabra que finalmente la llevó a dar un paso hacia atrás.

—Creí que conocía a todos los invitados de la lista, pero está claro que me equivoqué —el hombre hablaba con una confianza en sí mismo que era la herencia natural de los ricos y poderosos. Tenía la voz seductora y suave, y alzó una de sus oscuras cejas en espera de que él se presentara.

Hoseok estaba todavía tratando de comprender la reacción de su cuerpo, e ignoró la pregunta que le hacían sus ojos. No estaba por la labor de presentarse, principalmente porque no estaba en la lista de invitados. Era poco probable que alguien lo invitara a un evento de aquellas características.

Lo observó durante un instante, examinando la perfección de su estructura ósea y la indolente burla de sus ojos. Lo estaba mirando como miraba un hombre que quisiera llevárselo a la cama, y durante un instante, Hoseok se olvidó de respirar.

«Definitivamente peligroso». 

La química que había entre ellos era tan intensa y tan inexplicable que se sentía sofocado y caliente.

El sentido común le decía que aquél era el momento de soltar una excusa elegante y seguir avanzando. No podía permitirse coquetear con nadie, porque eso atraería la atención sobre él.

—Sin duda eres un hombre al que le gusta tener el control de su hábitat.

—¿Lo soy?

—Si esperas conocer a todos los invitados de la lista, entonces sí. Eso sugiere una necesidad de ejercer el control, ¿no crees?

—O tal vez sólo sea selectivo respecto a la gente con la que quiero pasar mi tiempo.

—Lo que significa que prefieres lo predecible a lo posible. Conocer a todo el mundo limita las posibilidades de sorprenderse.

Los ojos oscuros de Taehyung brillaron apreciando lo que veía y escuchaba.

—No soy fácil de sorprender. Según mi experiencia, lo posible se convierte casi siempre en lo probable. La gente es predecible hasta el aburrimiento —su boca formaba una curva sensual, y Hoseok supo, sencillamente, lo supo, que aquel hombre sabría todo lo que había que saber sobre cómo besar.

Durante un instante, la imagen de su hermosa y oscura cabeza inclinándose sobre él le resultó tan real que no fue capaz de responder. Los ojos de aquel hombre se dirigieron hacia su boca, como si estuviera imaginando una fantasía similar.

—¿Cómo? ¿No me lo discutes? ¿No quieres demostrar que estoy equivocado? —Taehyung deslizó la mirada por todo su cuerpo y lo dejó un instante detenido en su estrecha cintura—. Dime algo de ti que pueda sorprenderme.

Todo lo relacionado con él le sorprendería.

Su pasado. Su verdadera identidad. El hecho de que no fuera quien se suponía que era.

 El hecho de que no fuera quien se suponía que era

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19/02/2021

𝚁𝚎𝚕𝚎𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 𝚔𝚘𝚛𝚎𝚊𝚗'𝚜 (ⱽʰᵒᵖᵉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora