Epílogo

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Era la última media hora de su turno

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Era la última media hora de su turno. Hoseok dejó las bebidas sobre la mesa y apuntó un nuevo pedido antes de mirar sin poder evitarlo hacia el exterior... pero allí no había ningún coche deportivo, ningún multimillonario coreano... nada.

Hoseok trató de animarse. ¿Qué era lo que esperaba? ¿Qué Taehyung hubiera ido tras él? Resultaba absurdo que fuera a ir detrás de él cuando Hoseok había pasado tanto tiempo explicándole por qué no podía estar con él. Además, no tenía modo de saber que había decidido regresar a París. Tendría que haber escogido un lugar nuevo, como siempre hacía, pero no había sido capaz.

París era algo que había compartido con Taehyung. Era como si al quedarse allí, no lo hubiera perdido del todo a él. Pero Taehyung sabía ahora quién era él. Ya no tenía que esconderse, no tenía que fingir y tratar de ignorar que se había instalado en su corazón durante el último mes.

Cuando terminó su turno, Hoseok regresó a la casa antigua en la que había alquilado una habitación. Mientras subía las escaleras que lo llevaban al quinto piso, se preguntó qué estaría haciendo Taehyung. ¿Cenando con un grupo de diplomáticos? ¿Negociando algún acuerdo importantísimo en Nueva York? ¿O hablando de mercados monetarios con su padre en la piscina?

Furioso por el nudo que se le formó en la garganta, Hoseok abrió la puerta de la habitación y se quedó paralizado.

El objeto de sus pensamientos estaba tumbado en el sofá: un metro noventa de potente macho coreano dominaban la minúscula habitación. Hoseok parpadeó varias veces, preguntándose si no estaría viendo visiones.

—¿Qué estás... cómo has entrado?

—Tu casera me dejó pasar —Taehyung miró a su alrededor—. No sé cuánto estás pagando, pero en cualquier caso es un robo. Éste no es lugar para que viva un ser humano.

Asombrado por verlo allí, y sin comprender qué podía haberlo llevado hasta allí, Hoseok cerró la puerta.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Recuperar lo que es mío —su mirada resultaba inequívocamente posesiva, y Hoseok sintió que le temblaban las piernas—. Haz las maletas. Ya le he dado la noticia a tu casera. Vas a necesitar un sitio más grande que éste.

—No puedo permitirme nada más grande —Hosoek dejó el bolso en el suelo.

—Sí que puedes. Y no te estoy ofreciendo mi dinero —Taehyung se puso de pie— . Siéntate, Seokie.

A él le temblaban tanto las rodillas que se desplomó en la silla más cercana sin discutir más. Clavó la mirada en la impoluta carpeta que Taehyung le puso en el regazo.

—¿Qué es esto?

—Es tu plan de negocios. Puede que algunas cifras resulten algo conservadoras, pero he hecho los cálculos contando con que no vas a trabajar muchas horas.

𝚁𝚎𝚕𝚎𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 𝚔𝚘𝚛𝚎𝚊𝚗'𝚜 (ⱽʰᵒᵖᵉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora