Capítulo 1. Extraña sensación. 1ra parte

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-Mamá, no quiero, no lo necesito, entiende por favor, no podrás obligarme.

-Sofía, es por tu bien, tu peso no es el adecuado, eres hermosa, pero no te hace daño un poco de ejercicio.

-¡He dicho que no!

Estas eran mis palabras antes de que cayera en las redes del infierno, antes de que la visión de mi mundo cambiara, antes de que todo fuera obscuridad, dolor y sangre, antes que la soledad se convirtiera en mi mejor amiga, antes de que mis ganas de vivir se agotaran.

Mi nombre es Sofía, tengo 16 años de edad, nunca he tenido un novio, ni una persona del sexo opuesto a excepción de mis papás y tíos que me digan que soy bonita, mi mamá siempre cuida mi forma de comer, pero realmente no lo hago, creo que la persona que me ame lo hará tal y como soy. Jamás he recibido un verdadero beso de amor, creo que aún no llega el momento. Tengo muchas amigas en la secundaria, creo que más de la mitad de la institución me conoce, pero muchas veces me he preguntado ¿Por qué tengo tantos compañero hombres, y mis amigas son las más hermosas del colegio? ¿Será porque si soy bonita? Si sí lo soy! (Me respondía a mi misma cada que llegaba esta cuestión).

-¡Sofía!, ¡Sofía!, necesito que me acompañes a dejar esto, apúrate tienes dos minutos.

-¿Está muy lejos?

-¡No preguntes! ¡Párate!

Me levanté de mi cama, refunfuñando entre dientes, me puse un suéter y no me tomé la molestia de mirarme al espejo, normalmente no lo hago. Salí de la casa, casi nunca observo los atardeceres aunque en el fondo se me hacen hermosos, pero ¿Qué pensarían mis amigas si se los dijera, que me encanta la naturaleza, y lo divino del mundo?, mientras caminaba pensaba en cada una de ellas, en eso, volteo y veo a quien por primera vez me iluminó los ojos, y sentí un flechazo justo en el centro del pecho, un chico alto, con la mirada más profunda que el mar, de piel morena, hermoso ante mis ojos, entonces me detuve y observe: “Escuela de Natación Rosales”, entonces me dirigí a mi mamá y dije:
-
¡Quiero entrar ahí!

-¿Por qué la decisión tan repentina?

-Pues es que he pensado mejor acerca de lo que dices de hacer un deporte y pues me llama la atención.- Mentí.

-Ok, está bien, acércate a preguntar y me vienes a buscar.

Asentí con la cabeza, me dirigí hacía la puerta muy segura de sí misma, y encontré un señor barriendo en la entrada.

-¡Buenas tardes! Vengo a pedirle información acerca de los cursos, ¿Se encuentra el profesor?

-¡Hola! Sí, soy yo.

-¡Hay discúlpeme!, quisiera saber un poco sobre sus clases.

-¡Con mucho gusto! Vente desde hoy, y vemos que tal te sientes, te esperamos en una hora.

Me fui corriendo a buscar a mi madre y le comenté lo que me había dicho el profesor de la clase, en ese momento nos fuimos a mi casa, rápido preparé lo que suponía yo que debía llevar y me senté a ver unos minutos la televisión, dadas las 6:45 pm tomé mi mochila y me dirigí hacía la puerta, comencé a caminar, y cuando me encontraba a unos metros, mi celular sonó, seguí caminando, y topé de frente con una persona:

-¡Auch! ¡Fíjate!- Exclamé de mala gana.
-¡Perdón no era mi intención! .- Contestó él con una cierta vergüenza en su voz.

Alcé la mirada y el flechazo en medio del pechó volví a sentirlo, era el mismo chico que había visto una hora antes, entonces le sonreí y le dije:

FragilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora