Segunda parte

10 0 0
                                    

Cada día que pasaba era como un mes para mí, cada mes como un año y así sucesivamente, habían pasado ya casi 9 meses, muchas veces pensé en retomar de nuevo la enfermedad, pero también pensaba en que no sería justo para mis papás.

Una tarde saliendo de la escuela me dispuse a ir al cementerio donde estaba enterrada Roxana, el lugar era bastante solitario, pero miedo no tenía, encontré su lápida y me senté sobre ella, tenía una rosa blanca en mis manos.

Comencé a hablar sola:

-Hola Roxana. Espero que estés muy bien en donde estés, la verdad aquí yo no estoy muy bien- acariciaba su lápida con mi mano- dicen que por ahí donde tú estás no hay hambre, dolor, sufrimiento, tu mamá encontró la página que teníamos, me culpa de tu muerte, tú más que nadie sabe que yo no quería hacerte daño, era nuestro secreto, me dejaste Rox, cada día que pasa desde que no estás me pregunto tantas cosas, y en ninguna tengo respuesta. Perdóname. De verdad perdóname… si supieras que es lo que yo ahora estoy viviendo aquí, me he perdido Roxy, me perdí a mi misma, perdí a mis amigas, perdí la confianza de mi madre, te perdí a ti y ahora me estoy perdiendo yo, me haces tanta falta, tus palabras… ¿Recuerdas cuándo me dijiste que ya no te necesitaría? Fue la última vez que nos vimos, pero quiero decirte que te equivocaste, porque me haces mucha falta. Mira te traje un rosa, blanca como el color de tu blusa preferida, bueno amiga, tengo que irme, te extraño y no te olvido.

Recogí mi bolso y caminé entre los árboles del cementerio, se percibía una paz única, y no paraba de llorar, me sentía realmente mal, yo sólo quería morirme, sentí que yo ya no tenía nada que hacer aquí, que solo era un estorbo, que ya no quedaba nada de la Sofía que era, simplemente no conocía nada de lo que era ahora y tampoco quería a la persona que se reflejaba en mí.

Al llegar a mi casa fui a sentarme a la mesa a comer.

-Sofía ¿Dónde estabas?

-Fui al cementerio a visitar a Roxana.

-Me llamaron de la escuela, estas a punto de reprobar 3 materias hija, no porque estés en tu tratamiento significa que puedes abandonar la escuela.

-Sí no te preocupes luego veo eso.

-Me desespera verte así, ya hice lo que tenía en mis manos, y tú no quieres dar tu brazo a torcer, nadie podrá encontrar una solución más que tú, piensa en ello.

Mi mamá se levantó muy enojada de la mesa, hice la comida a un lado, me subí a mi habitación y dije: Encontraré mi propia solución. No te preocupes más por mí.

FragilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora