Capítulo 4: Venciendo el temor.

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Primera parte

Me desperté temprano ese día, tomé mi computadora y la coloqué sobre mi regazo, y busqué sin dudar lo que Roxana me había dicho una noche antes, entre a diversas páginas pero para ser sincera no entendía en lo absoluto ninguno de los términos, hasta que encontré uno que iluminó todas mis dudas: ANOREXIA, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y sin dudar cerré de inmediato las páginas que tenía abiertas hice a un lado la computadora como si fuera algo contagioso. Y no lo puedo negar, sentí miedo.

Me paré de inmediato de mi cama, me metí a bañar y me puse el uniforme, baje a la cocina, y me puse una rebana de pizza en el microondas, la saqué y le puse cátsup, me senté y me quedé pensando en lo que acababa de ver.

-¡Sofía! Compré cereal ayer, dame esa pizza.

Yo seguía sin reaccionar y sentí como me arrebató el plato de las manos, que fue lo que me hizo regresar. La miré desconcertada.

-Debes de dejar de comer un poco, mira ese jumper ya no te queda, tendré que comprarte otro, sólo por la necedad que tienes de comer.

Me enfurecí, cada día me molestaba un poco más, se me hacía muy clara la molestia que había hacía mi forma de comer. Tomé mi mochila, y salí de la casa, el taxi ya estaba en la puerta, me subí me puse los audífonos y me olvidé de todo por un 3 minutos, Elvis Presley se adueño de mi pensamiento.

Llegué a la escuela y me dirigí hacía el salón, me asomé y vi a las chicas alrededor de mi lugar, saludé a mis amigos, y me dirigí con ellas, abracé a Elena, y saludé a Luisa y a Sabrina pero noté que Roxana no estaba entonces pregunté donde estaba y me dijeron que había ido al baño, me salí a buscarla, cuando entré vi a Roxana en los lavamanos me acerqué y la salude, pero noté que sus ojos estaban demasiado rojos, le pregunté qué sucedía si había pasado algo y me respondió algo que no esperaba:

-Hola Sofía, no, tranquila lo que pasa es que desayuné demasiado.

-¿Y lloraste por eso?- me hice la tonta.

Ella me miró con cierta malicia y dijo:

-Obvio no gorda, me hicieron desayunar y pues tenía que desahogar- hizo una ligera sonrisa entre dientes- Hiciste tu tarea ¿Verdad?, si no pues no me hubieras buscado.

-Roxana, debes de pedir ayuda, eso no es bueno.

-¿Y dime entonces que es bueno? ¿El que no te quede la ropa? ¿El que nadie te haya visto como más que una amiga? ¿El sentirte mal y culpable cuando no ves lo que esperabas en el espejo?..

FragilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora