Capítulo 6: El primer cambio.

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Primera parte. 

Era Domingo por la mañana, el despertador sonó, apenas abrí los ojos, me sentía un poco emocionada pensaba que había llegado el día clave para iniciar mi supuesto camino a la perfección y empezar un nuevo camino que me cambiaría la vida por completo. Tomé el teléfono y le llamé a Roxana:

-¡Bueno!

-¿Qué pasó Chofa, ya estás más tranquila?

- Roxana, ya lo tengo más que decidido, pero para serte sincera no tengo ni idea de cómo empezar, ayer dijiste que me podrías ayudar. ¿Lo harás?

-Claro Chofa, vístete y ve a comprar manzanas para todo el día y ya, hablamos mañana eso si toma mucha agua.

Me levanté de mi cama y me puse ropa deportiva, le dije a mi madre que iría a comprar unas manzanas para un experimento de la escuela, me dio el dinero y fui por ellas, me comí 4 manzanas pero el hambre empezó a aparecer, así que no lo soporté y compré un par de paquetes de galletas, llegó la noche, mi estómago pedía alimento, jamás me había sentido tan desesperada, busqué la bolsa de manzanas y mi hermano pequeño se había comido la última que sobraba, con desesperación abrí de nuevo las páginas, y el daño era más grande, empezaba a entender que la comida me dañaba y que tenía que empezar a agregar rutinas de ejercicio, complementándolo con las manzanas, y el agua, podía perder más kilos.

Llegó el Lunes, tenía que ir a la escuela me levanté como de costumbre, me bañe y bajé, tome una rebanada de pan y medio vaso de leche, mi mamá me dijo que si no comería algo más, le dije que no tenía hambre y empecé desde ahí con las mentiras; salí y el taxista me estaba esperando, al llegar a la escuela, busqué a Roxana de inmediato y obviamente sabía donde la encontraría, al llegar al baño, escuchaba los sonidos, salió y me miró se acercó al lavamanos y se enjuagó la boca, sacó una menta de su bolso y me sonrió:

-¿Cómo va tu primer día? ¿Duro no?

-¡Demasiado diría yo!-contesté- muero de hambre, no sé como vencer esta ansiedad de comer.

-Al principio es difícil continúa con las manzanas y se te hará más sencillo, además ya tienes tu peso de la vez que fuiste con Elena, guárdalo y pégalo en alguna parte de tu cuarto, y así no lo olvidarás.

Me mantuve la semana entera a la misma restricción, regresé caminando a mi casa cada día y llegaba tarde a propósito para no probar alimento o hacer lo que mejor me salía que era mentir, pero realmente no le mentía a nadie me mentía a mí misma.

FragilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora