Capítulo 14: El peso de la culpa.

8 0 0
                                    

Era el primer día de clases, me habían comprado uniforme y zapatos nuevos, me cambié con velocidad, me sentía muy linda, me maquillé y planché el cabello, bajé y me tomé un té rápido, mi mamá aun no me hablaba del todo bien, días antes me había dicho que yo sola le pediría ayuda, pero yo pensaba que no lo necesitaría, llegué a la escuela, las miradas eran demasiado obvias, me encontré a unos amigos en el camino, y cuando voy entrando a mi nuevo salón encontré a uno de mis mejores amigos acompañado de Axel.

Me sentía orgullosa de lo que había logrado y pasé en medio de los dos por puro orgullo.

-¿Sofía?

-¿Sí?

-¡Soy Axel!

-Sí a sé quién eres, ¿Se te ofrece algo?

-Estás súper cambiada, ¿Aún entrenas?

-¡No! Tiene mucho que no voy ¿Y tú?

-No pues tampoco, te ves muy bien.

-Ya lo sé, me tengo que ir hasta luego.

Me di la vuelta y sonreí y de inmediato pensé: Tanto que había esperado que me dijera eso y hoy ya no siento nada
Me senté en la primera banca, y durante el día los halagos no pararon tanto de profesores, como de alumnos, me sentía hermosa, algunos no lo podían creer, y si es era en ese momento, menos que tuviera entre mis planes sacar a mis princesas de mi vida.

Al tocar la campana de salida, empecé a caminar, y noté que alguien venía siguiéndome era Axel de nuevo.

-¿Necesitas algo?

-Sí.

-¿Qué?

-Pedirte una disculpa y decirte que terminé con la chica que andaba y claro si tu quieres seguir con la propuesta del cine.

-No quiero, nada de ti, no quiero que me hables, no quiero que te me acerques, ni si quiera que pronuncies mi nombre aléjate por favor, no sabes cuánto te agradezco que me hayas abierto los ojos ese día.


----------------------


Seguí el camino a mi casa, se me había hecho un poco tarde así que ya tenía el pretexto perfecto para evitar la comida de ese día, llegué a mi casa y busqué a mi mamá, le pedí mi computadora y me la dio sin problemas, le dije que ya había comido pues unos chicos me habían invitado.
Subí a mi habitación y prendí la computadora, no sé porque me nació la curiosidad de revisar la página que había creado junto con Roxana, recuerdo que la última entrada ella la había escrito, y noté que teníamos la notificación de un comentario lo abrí y decía:

“Por culpa de estas malditas páginas mi Rox perdió la vida, no conozco a la persona que la hizo, pero si lees esto no sabes cuánto te odio, tuviste parte de la culpa por la que ella haya muerto espero que tu fin sea igual”
Att. Una madre que sufre por la pérdida de lo que era su vida.

El dolor de su muerte fue peor que el que ya sentía, me sentía culpable y pensaba ¡Si yo la hubiera ayudado! ¡Si yo no hubiera permitido esto! ¡Dios! ¿Por qué me haces esto?, mientras que no paraba de llorar, la tristeza me invadió, era mucho el peso de esa culpa y después de tanto, tenía miedo, miré en mi mente al pasado, ya tenía un año que yo había comenzado con esto, ya tenía 25 kilos menos, observé a mi alrededor y o tenía todo, tenía la ropa que quería, tenía un cuerpo bastante aceptable, tenía una familia, pero no tenía algo primordial: FELICIDAD.

Sabía que era el momento de aceptar la ayuda por más que no la quisiera.

FragilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora