El Templo © [✔]

⛪7.⛪

C A P I T U L O  7.

—Adelante. —Dijo al borde de la risa. —Échale un vistazo y luego buscamos lo que necesitas. —Me alentó.

—Ni siquiera sé por dónde comenzar, es muy grande. —Lo miré incrédula.

No estaba mintiendo, de verdad el lugar era inmenso, los estantes de libros casi rozaban el techo y todo parecía un laberinto, no lograba ver el final de cada pasillo.

Comencé a caminar en dirección recta admirando cada esquina del lugar, los libros eran grandes y estaban polvorientos, habían de todo tipo, grandes, pequeños, de pasta fina, de pasta gruesa...

—¿Qué hacemos aquí? —Pregunté girándome para verlo.

—Dije que iba a ayudarte, y aquí está lo que necesitamos. —Respondió sonriente.

—¿Cómo que lo que necesitamos? ¿Qué encontraremos aquí?

—Pues, la historia de éste lugar, y cosas que tienen que ver con lo que te está sucediendo. —Me pasó por un lado.

Se acercó a una gran mesa con varias sillas a sus costados y tomó asiento.

—¿Qué haces ahí de pie? —Me dio una sonrisa ladina. —Ve a buscar libros, yo buscaré por aquí.

Giré sobre mis talones y me dirigí al primer pasillo que vi.

Okay, debo tener cuidado, puedo perderme aquí.

Miré el gran estante y luego ojeé el pie de cada libro, todos tenían que ver con la historia de éste lugar, quién lo fundó, cuántas generaciones han estado aquí, cuántas iglesias hay, y ese tipo de cosas.

Tomé uno de ellos, era de los Templos. Lo abrí y comencé a leerlo.

Estaba sumida en mi lectura y luego escuché el ruido de un libro cayendo al suelo. Me giré al instante para encontrar el origen del golpe, pero no había nadie, me giré hacia el otro pasillo y a lo lejos pude ver a Felipe aún sentado en su silla.

—¿Escuchaste eso? —Pregunté elevando la voz para que pudiera oírme claramente.

No respondió.

Siguió leyendo cómo si nada. Fruncí el ceño.

¿Me estaba ignorando?

—¡Felipe! —Lo llamé.

Silencio.

—¡Eh, Felipe!

Nuevamente, silencio.

Harta de su desdén me acerqué dando grandes zancadas y cuando llegué a la mesa, toqué su hombro para que me mirara pero se desvaneció en mis manos, fue cómo una explosión y pequeños restos de papel quemado era lo que tenía en mis dedos y caían al suelo.

Mi respiración se aceleró a un punto en el que me estaba costando mucho recibir oxígeno, sentí todo mi cuerpo temblar y el corazón en la garganta.

—No... —Susurré mirando hacia todos lados. —Por favor, no. —Supliqué y lancé el libro que tenía en mis manos a un lado.

Me di la vuelta y comencé a correr lejos de ese pasillo, llegué al otro lado de la biblioteca y me senté en el suelo abrazando mis rodillas, ésta vez no lloré, no tenía caso hacerlo, si iba a suceder de nuevo, aunque llorara no lo detendría.

Esperé por unos minutos a que llegara ese momento pero jamás llegó. Me levanté del suelo y caminé lentamente hacia la mesa en la que estaba Felipe pero estaba vacía.