C A P I T U L O 19.
Horas antes.
Madre Superiora.
El dolor de la herida en mi vientre palpitaba por el ardor y el maltrato del algodón y la forma en la que la novicia intentaba desinfectarla y coserla. «Me apuñaló»
Ya no me cabía duda de que ella era hija del mismísimo demonio, causante de los desastres y el martirio de éste lugar sagrado y protegido por Dios, pero cada que una elegida llega a éste lugar, las cosas se salen de control.
Mi preocupación aumentaba cada vez más, y el dolor punzante no me ayudaba en lo absoluto, me sentía mareada y débil gracias a toda la sangre que perdí, no había visto al padre Joaquín desde hace un rato. Su herida en el hombro estaba igual de grave que la mía.
—Madre... —me llamó uno de los monaguillos en preparación— El padre Joaquín ha perdido mucha sangre, necesitamos llamar a un doctor.
—No podemos hacer eso, al ver las heridas sabrá que algo sucede y no podemos permitir que más personas se involucren en ésto.
—Pero Madre... —intentó convencerme.
—¡Oscar, he dicho que no! —perdí la paciencia y se sorprendió ante mi tono. —Lo lamento, pero no podemos llamar a nadie, busca al doctor del pueblo, pero a nadie de la ciudad.
El muchacho obedeció y se retiró cabizbajo. La chica que estaba al pendiente de mi herida, me indicó que ya había terminado y se dio la vuelta para acomodar todas las herramientas que utilizó. Me bajé de la camilla, estábamos en la enfermería y el frío de la sala comenzaba a irritarme. «No me gustan los climas fríos »
Estuve a punto de salir de ahí, cuando vi cómo el hábito de novicia se levantó un poco de su brazo derecho y vi la marca de una mano en su brazo, estaba muy rojo y marcado.
—¿Quién te ha hecho eso? —pregunté con voz calmada.
La chica se giró hacia mí aún con la mirada en el suelo.
—Nadie, Madre —«pequeña mentirosa»—. Tuve una pesadilla y me lastimé inconscientemente.
Me acerqué a ella quedando frente a frente, era unos centímetros más baja que yo, así que tomé su mentón con mis dedos y la obligué a mirarme.
—¿Quién te ha hecho eso? —volví a preguntar.
Se relamió los labios con nerviosismo y vi cómo sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
—He dicho que nadie, Madre.
Le di una bofetada tan fuerte que su rostro se giró hacia el otro lado y un sollozo escapó de su garganta. —¡De rodillas! —grité— ¡Reza cuarenta Ave Marías y pídele perdón a Dios por ser una mentirosa!
Obedeció de inmediato mientras las lágrimas caían a montones de sus ojos, sollozaba en voz baja mientras ponía las manos en forma de oración. La tomé del cabello e hice que se levantara y la arrastré por el suelo hasta llegar al altar, varias alumnas se percataron del escándalo pero ninguna hizo nada.
Sentí un manotazo en mi brazo tan fuerte que tuve que soltar a la chica que tenía sujetada del cabello, cuando mis ojos se encontraron con la persona que me había golpeado, mis ojos se abrieron con sorpresa. No esperaba eso.
—¡Suéltala! —gritó el padre Joaquín.
Su brazo izquierdo estaba enyesado y aún tenía sangre en su traje de cura, sus ojos emanaban un brillo que me hizo cuestionar la marca de la novicia en su brazo, y la mirada que él me estaba dando. Miré hacia la entrada y vi un montón de alumnas captando con atención cada movimiento de los tres, la chica lloraba desconsoladamente y el padre estaba delante de ella protegiéndola de mí.
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El Templo © [✔]
Mystery / Thriller[COMPLETADA] Maria Laura Russo, es enviada por sus padres a un convento de monjas para que corrigieran su actitud. Los padres estaban cansados de explicarle e intentar hacerle entender que no podía hacer el tipo de cosas que acostumbraba a hacer, pe...