C A P I T U L O 17.
No quería abrir los ojos, me resultaba difícil enfrentar la realidad y enfrentar el hecho de que recurrí a él para poder salvarme y salvar a los chicos. No lo asimilaba por más que él estuviera detrás de mí.
Jamás supe su nombre, nunca me lo mencionó, pero no necesitaba saber cómo se llamaba, o cuál era su especialidad, sabía lo suficiente cómo para poder decir y afirmar que lo conocía tanto cómo él a mí. Comenzó apareciendo en mis sueños, era sarcástico, cruel, hacía bromas de mal gusto con la muerte de mis padres, pero jamás permitió que algo me sucediera, nunca dejó que otros espectros se acercaran a mí, sólo él. Siempre sería él.
El maldito demonio que no me dejaría en paz, pero tampoco me dejaría morir. Su único defecto era ser un irrespetuoso sarcástico con sus palabras, pero aún así, me protegió de muchas cosas. Desde muy temprana edad veía espectros malignos, personas muertas rondando de un lado a otro, me atormentaban diariamente, tenía pesadillas y muchos de ellos solían y suelen hablarme sólo para atormentarme. Se aparecían en mi habitación a media noche, me susurraban, tocaban mi cabello y demás, pero con sólo decir "Déjenme en paz" él ya estaba ahí. Observando desde las sombras e ideando una manera para mantenerme a salvo.
—¿Por qué haz decidido llamarme, María? —preguntó— Hicimos un trato, debías respetarlo.
—Lo sé, lo lamento, pero necesito tu ayuda —dije con el corazón martillándome en el pecho y los ojos aún cerrados.
Lo conocía, pero no significaba que no le tuviera miedo, seguía siendo un espectro del mal.
—¿Qué es lo que deseas?
—Sácame de éste lugar, acaba con todo el monasterio, y sácanos a mí y a los chicos de aquí. —no dudé al responder.
Posó sus manos en mis hombros y estaban muy calientes, cómo si las hubiera metido en una fogata ardiendo, me removí incómoda por tanto calor pero con brusquedad me mantuvo en mi lugar.
—¿Cuando vas a entender que no puedo cumplir todos tus caprichos? —reprochó— No soy tu ángel de la guarda, mucho menos tu maldita hada madrina, María. Tú te lo buscaste.
—Créeme, lo tengo muy presente —contesté de mala gana—. Sólo te estoy pidiendo una última cosa.
—Creí haber quedado en que nuestro trato sería lo último.
Imbécil.
—Sólo te pido una sola maldita cosa, ¡¿qué diablos te cuesta?! —estallé.
—Vidas. —susurró en mi oído— Por cada cosa que hago por ti, acabo con una vida.
Abrí los ojos y mantuve la mirada clavada en la vela. «Que no sea lo que pienso, que no sea lo que pienso»
—¿Mis padres...? —temo a la respuesta.
—Sí.
Sentí un vacío en mi estómago tan inexplicable que sólo fui capaz de comenzar a llorar, lancé la vela a un lado y rompí el círculo, me levanté y corrí al bosque lo más rápido que pude hasta que mis pulmones exigieron oxígeno.
—Ésto no está pasando... —sollocé dejándome caer en el suelo con las manos en el rostro.
—Deja de llorar y aprende a ser fuerte de una vez, María —acarició mi cabello y aparté su mano de un empujón.
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El Templo © [✔]
Misteri / Thriller[COMPLETADA] Maria Laura Russo, es enviada por sus padres a un convento de monjas para que corrigieran su actitud. Los padres estaban cansados de explicarle e intentar hacerle entender que no podía hacer el tipo de cosas que acostumbraba a hacer, pe...