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–Akaaaashii~

Llamo al chico con voz cantarina, acercándome a él y dejando caer mis libros en la mesa frente a él.

–Nakamura-san.

–¿Puedo sentarme aquí?–se queda unos segundos en silencio mirándome– Bueno, si no quieres, yo-

–No, tranquila– me frena cuando estoy volviendo a coger mis libros–. Puedes sentarte.

–Graciaas– me siento dándole una sonrisa de lado.

Después de colocar todo lo necesario para la clase que toca (además de mis lápices para ponerme a dibujar), me doy la vuelta en el asiento para apoyar el mentón en la mesa del chico, que me mira con absoluta indiferencia.

–¿Qué te cuentas?– ahora que no iba a estar todo el día sola en clase tenía que aprovechar para socializar. Al final siempre me quedo todo el día en casa viendo anime o salgo con el skate, también sola.

–Hablamos por primera vez ayer, no ha pasado mucho desde entonces.

Me encojo de hombros.

–Agarro confianza pronto– sonrío y tomo un lápiz de mi mesa para empezar a morder la parte trasera, un hábito ya normal en mí que había acabado con la apariencia de todo mi material–. Por cierto, dime solo ___, por favor.

–Est-

Un fuerte carraspeo hace que miremos a nuestro lado, donde la insoportable de Kumagai Katsumi tenía una expresión de desprecio hacia mí. Levanto una ceja, impaciente por que se vaya.

–¿Qué quieres?–pregunto cortante.

–Supongo que no te habrás dado cuenta ya que siempre estás sola, pero ese es mi sitio.

Miro detenidamente la mesa unos segundos y vuelvo a dirigir mis ojos hacia ella.

–¿En serio? Porque que yo sepa no pone tu nombre. Supongo que tú tampoco te habrás dado cuenta de eso por tu estupidez– contraataco con una sonrisa falsa.

Suelta un sonoro suspiro que hace que me ría y miro a Akaashi. Él parece que está en su mundo, ni se inmuta por la tensión entre nosotras.

–Levántate, ¿quieres?

–La verdad es que no.

–¿Qué carajos te pasa? ¿Siempre estás sola y ahora de repente quieres socializar? Vete a tu sitio de marginada y no molestes.

–Oh, pobrecilla– hago una mueca de pena fingida y apoyo suavemente la cabeza en mi mano– ¿Acaso te molesta que esté aquí porque te quito posibilidades de ligar? Céntrate en que se te note menos lo imbécil y ya veremos si entonces le gustas a alguien.

–Habla la que no tuvo novio en su vida.

–¿Para que sea tan degenerado como tú? No, gracias.

Después de unos segundos de un intenso intercambio de miradas asesinas, la estúpida decide irse.

Vuelvo a girarme hacia Akaashi con una sonrisa.

–De nada.

Después de eso no hablamos mucho más. Bueno, en realidad fue él el que no habló mucho, porque entre descansos yo casi le conté mi vida entera, suprimiendo algunas cosas. Aún así de vez en cuando soltaba alguna sonrisa ligera o añadía comentarios ingeniosos que me hacían reír. También conseguí sonsacarle que tiene una hermana mayor en la universidad y que va a un club, aunque sigo sin saber cuál.

A la hora del almuerzo también salí a la cafetería con él. Sí, parezco una acosadora y solo nos conocemos de un día, pero todos mis amigos son de tercero y no tengo con quién pasar el tiempo. Y a él no parece molestarle, o si lo hace lo disimula muy bien. Puede que tenga experiencia soportando a gente pesada.

Difícil || Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora