Me dio pena despedirme del Nekoma y el Karasuno. Puede pasar un tiempo bastante largo hasta que los volvamos a ver, más les vale clasificarse para las nacionales.
–¡Nos vemos en Tokyo!–me había gritado Hinata desde su bus, respaldado por los dos problemáticos de segundo. Desde luego es demasiado adorable, si alguien lo niega, miente.
–¡Es una promesa!–respondí yo emocionada, infantil de mí. Ni siquiera sé cuándo será el próximo torneo.
También le deseé suerte a Tanaka con Shimizu. Son una pareja un tanto... extraña. Es decir, a él le encanta y ella lo ignora, pero les veo futuro. Creo. Espero. Quiero confiar en que Ryu acabe conquistándola, se lo merece.
Y bueno, si a la ida había dormido encima de Bokuto, ahora le tocaba a Akaashi. Reparto equitativo, es lo justo, ¿no? En un viaje jodo a uno, y en otro al otro, creo que es lo que se merecen por traerme. Bueno, vale, yo quise venir, pero ese no es el tema ahora, me quita el dramatismo.
Debo admitir que salí mejor parada de esta. El azabache no se me echó encima de vuelta, así que mi cuello pudo descansar de una manera mucho más natural y que no me reste años de vida. Maldigo el día que Bokuto se hizo tan grande.
¿Que si estaba nerviosa? Obviamente. Odio admitirlo, pero es la verdad. Aún así, el sueño gana a todo.
–¡___! ¡Llegamos!—grita desde atrás la animada voz de Bokuto, tan alto como siempre.
–Ella está durmiendo, deja que se despierte con calma, Bokuto-san– y ahí está la tranquila voz de Akaashi, algo adormilada. Tal contrariedad en chicos que se llevan tan bien.
–¡Ah, lo siento, ___-chan!
No sé cómo lo sigo soportando cuando me hace esta clase de cosas, el dormir es algo sagrado que se debe respetar. Pero bueno, al final supongo que se le quiere.
–Estoy bien, estoy bien– logro pronunciar finalmente con voz ronca, mi mano dando palmaditas inconscientes a la cara de Akaashi como si fuese una especie de despertador que hay que calmar.
Con pereza y un profundo suspiro de resignamiento me levanto de mi asiento para que el chico quede libre. Con una sonrisa lo espero en el pasillo, ya todos se habían ido. ¿Cuándo habíamos llegado y por qué no me desperté antes? Hasta Bokuto, que hace dos minutos estaba aquí, es ya una figura en el caído sol que se estaba poniendo fuera del vehículo.
Vuelvo a girarme hacia el chico al que acompañaba, y fueron sus ojos los que me recibieron. Me miraban con tanta intensidad. Los nervios se apoderaron de mí rápidamente.
Desvío la mirada, descolocada por la situación. Parece hecha para una declaración, ¿no? Agh, leo demasiado yaoi. Esto es la vida real.
Y sin embargo, se siente como si fuese la mejor oportunidad para todo lo que tengo en la cabeza.
Me quedo mirando mis pies una eternidad, pensando sobre lo que quiero. Tantas veces he pasado por el mismo lugar entre mis pensamientos, y siempre sin llegar a una conclusión. ¿De verdad me atrevería a decirlo? ¿De verdad me atrevería a tener una relación si dijese que sí? Ay, y si dijese que no... toda una amistad rota.
Claro que no, estúpida. Solo puede salir mal.
Puede que no, siempre vale la pena probar. No seas cobarde.
¡Mierda! ¡Maldita mente que no se aclara!
Y entonces me doy cuenta de cuánto tiempo debo llevar en la misma posición, mirando hacia el suelo sin moverme del medio del pasillo. Muevo la cabeza hacia el lado, donde seguía notando perfectamente la presencia del otro.
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Difícil || Akaashi Keiji
Fanfic___ Nakamura es una persona... difícil. Poca gente se le hace agradable, siente un odio extraño hacia casi todos. Eso y su fuerte carácter es lo que la ha llevado a estar marginada la mayor parte del tiempo, además de que cuando la conoces bien, pue...