Difícil || Akaashi Keiji

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–KOOOTAAAROOO– grito marcando cada sílaba, corriendo como una loca por el pasillo haciendo que muchos me miren–. MUEREEE.

Me inclino un poco y lo placo. O al menos lo intento. Empujo su costado con el hombro y los brazos, pero ante el impacto solo da unos pasos hacia el lado por perder un poco el equilibrio y se queda mirándome confundido. Sigo empujándolo en la misma posición, intentando caminar aunque solo se deslizasen mis pies hacia atrás.

–Agh, te odio, parezco una debilucha a tu lado– murmuro sin dejar de hacer fuerza. Mu único objetivo ahora mismo es que se mueva al menos un poco.

–¿___-chan me odia?– pregunta el chico con voz temblorosa.

Su excesiva sensibilidad ahora es una ventaja para mí. En eso que se centra en mis sentimientos por él y pierde un poco la concentración, lo agarro por la parte trasera de las rodillas y tiro de ellas hacia mí. Bokuto pierde el equilibrio y cae de espaldas, casi dándome una patada en la cara si no me hubiese apartado un poco.

Me mira desde el suelo, confundido y con cara de acabar de conseguir un nuevo trauma. Mejor no le hablo de yaoi, va a acabar perturbado en un hospital. Me echo a reír con fuerzas al verlo desde arriba, bastante despeinada y con la camisa por fuera de la falda.

–¡No te odio, búho! ¡Es solo estrategia!– exclamo volviendo a reírme a carcajadas, poniendo delante mía una mano con el signo de victoria.

–¿Entonces sigues queriéndome?

Ah, Dios Itachi, este hombre puede ser tan tierno como un niño de dos años.

–Claro– respondo dulcemente, aún soltando unas risas–. ¡Pero es una victoria para mí!

Bokuto vuelve a levantarse animado, con los ojos iluminados de nuevo y me sonríe. Cuando voy a acercarme a él para preguntar si está bien, noto que alguien coloca una chaqueta al rededor de mi cintura.

¿Qué mierda?

Me giro rápidamente, muy confusa por el extraño intento de violación a la luz del día que estaba sufriendo.

–Perdón. Llevabas la falda muy alta, te estaban empezando a mirar raro–Akaashi acaba de atar su chaqueta del uniforme para mirar con una pizca de rencor hacia los lados, fijándose sobre todo en un grupo de chicos en una esquina.

Al darme cuenta de la situación desvío la mirada hacia otro lado.

–No me di cuenta, gracias– digo con algo de vergüenza. Joder, he tenido hasta borrachera, pero vergüenza jamás. Con disimulo, también respondo al grupo de idiotas levantando el dedo del medio.

–¡Akaashe! ¡Eres un pervertido!– de repente Bokuto se hace notar, gritando para que todo el pasillo lo oiga.

–Bokuto-san, no soy ningún pervertido...

–¡Cállate, debo alejarte de ___-chan!– con un gesto pasa su brazo por delante mía, aplastando mi cabeza contra su cuerpo.

–Kotaro, está bien, él no-

–¡No te dejes engallar!

–Puedes soltarla-

–¡Aléjate, Akaashe!

–Me aplastas...

▲☁▼☁▲

–Vale Kotaro, repite conmigo: Akaashi no es un pervertido, él estaba ayudándome.

–Akaashi no es un pervertido, solo estaba ayudándome– repite el chico con una sonrisa.

–Sí, bueno, estaba ayudándome a mí, no... Da igual no sé ni para qué lo intento– finalmente me alejo de Bokuto con un suspiro y me siento en el suelo cansada, esta vez con cuidado de que no se me vea nada.